Llegan al centro de primera acogida de la Ciudad Infantil Príncipe Felipe -el único de estas características de Galicia - en situación de desamparo, los menos, o por orden de la Fiscalía para ser evaluados por los servicios sociales, en colaboración con la administración de Justicia, para determinar a que tipo de institución tutelada deben ser enviados. El perfil del acogido ha cambiado en los últimos tres años y si hasta entonces buena parte de los recursos y en ocasiones todas las plazas estaban ocupadas por menores inmigrantes en situación de desamparo (que llegaban solos a cualquier punto de la comunidad), hoy estos casos han pasado a la categoría de anecdóticos: de 70 y 80 supuestos que se atendían de media al año pasaron a ser cuatro en 2010 (a falta de concluir el año): tres magrebíes y un subsahariano.

El relevo, según explica la directora del centro, María Luz Risco, lo han tomado menores violentos, conflictivos, con problemas de convivencia familiares y sociales que llegan al centro de primera acogida mayoritariamente por imperativo legal. Y en este ámbito la casuística es coincidente entre los menores gallegos que llegan a este departamento de Príncipe Felipe y los de origen extranjero.

“Evaluamos en este año, además de los cuatro menores extranjeros sin tutela, a otros 23 hijos de inmigrantes de Argentina, Colombia, Venezuela Honduras, alguno de Bulgaria y otros de Rumanía, que, en su mayoría, comparten con los menores gallegos un historial de fugas, conflictos familiares, enfrentamientos...” explica María Luz Risco.

El balance provisional del centro pontevedrés de primera acogida recoge 9 casos de desamparo; 20 fugas de domicilio, 26 conflictos familiares violentos que acabaron con denuncias ante la policía y 12 problemas de convivencia con la sociedad.

La complejidad de muchos de los casos abordados hace que los menores pasen varios meses en este centro de Príncipe Felipe, superando el tope teórico de los tres meses que deben pasar en un área de primera acogida. En estos casos los chicos son obligados a inscribirse en algún tipo de actividad formativa: bien clases de español si no hablan el idioma o bien talleres o cursos de capacitación profesional. “No podemos permitir que estén sin hacer nada, deben realizar una vida ordenada y sujeta a normas” explica un educador del complejo educativo-asistencial Príncipe Felipe.

Casos especiales

El balance 2010 del centro permite encontrar casos, un año más de menores (siete, entre enero y noviembre) dedicados a actividades ilícitas como pedir dinero en nombre de inexistentes asociaciones de discapacitados o a la mendicidad. Se da la circunstancia de que estos menores -todos naturales de Rumanía y con una vida itinerante- son reclamados por padres o familiares y reintegrados en su tutela.

Como caso especial este año llegó recientemente una adolescente rumana, de 16 años, que fue localizada en un club de alterne de Vigo. La menor estaba casada y su marido reclamó su presencia. ¿Estaba emancipada? Es la incógnita que tiene que despejar los servicios sociales y la justicia para decidir si la tutelan o no.