La inclusión de la isla de Tambo en el parque nacional Illas Atlánticas de Galicia es una aspiración que comparten partidos políticos como el BNG y PSdeG-PSOE, concellos como el de Poio o Pontevedra y distintos colectivos como la comunidad de montes de Combarro. Sin embargo dicha aspiración está lejos de convertirse en realidad habida cuenta de la existencia de informes técnicos que constatan que el islote ubicado en el fondo de la ría de Pontevedra no cumple los parámetros de calidad medioambiental ni los requisitos de biodiversidad exigidos para poder ser catalogado como territorio de un parque nacional.

La petición fue cursada en su día ante el Ministerio de Medio Ambiente y posteriormente ante la Xunta de Galicia, a la que se instaba a que, cuando menos, dictase alguna fórmula de protección menor de la zona con el fin de preservar su valor paisajístico y poner en marcha un ambicioso plan de recuperación ambiental. Hasta el momento, en uno y otro caso, el silencio es la respuesta.

Un equipo técnico, integrado por biólogos y expertos forestales, constató, a instancias de los comuneros de Combarro, que la calidad de las aguas que rodean a Tambo no cumplen con la normativa ambiental exigida a un área de alta protección como la que ampara una reserva natural de estas características.

El emisario submarino lanza al mar, previo paso por la depuradora, los vertidos urbanos de varios ayuntamientos ribereños y los efluentes del complejo industrial que acoge a Ence y a Elnosa y el juego de corrientes y mareas de la zona hace que este flujo de contaminación regrese hacia la costa de Lourizán (Pontevedra) y emprenda el camino hacia mar abierto por la costa de Poio. Una consecuencia directa de este ir y venir de flujos contaminantes son las dificultades que encuentra el banco de Lourizán para ser catalogado como zona B de marisqueo. Una acreditación que sólo consigue una parte, estando el grueso del banco definido como zona C.

El informe técnico instado por los comuneros y que está en manos de la Consellería de Medio Rural y del Ministerio de Medio Ambiente se complementa con una descripción de la flora y fauna de Tambo. La masa arbórea del islote está compuesta en un 80% de eucalipto (plantados hace 60 años), un 10% de pino y el resto con ejemplares de otras variedades, a lo que hay que añadir pequeñas áreas de matorral (acacias y tojos). Por otra parte la única vida terrestre detectada fue algún reptil.

Frente a esta exigua variedad, en los otros territorios del parque nacional Illas Atlánticas (Cortegada, Sálvora, Ons y Cíes) se pueden encontrar más de un centenar de especies de animales terrestres, marinos y aves, además de flora específica de ecosistemas de acantilados, playas y dunas, zonas arboladas y áreas repobladas.

En las próximas semanas, el informe elaborado a instancias de la comunidad de montes de Combarro se completará con los resultados que se obtengan de la realización de una serie de incursiones subacuáticas proyectadas para analizar el estado y variedad de la flora y fauna de los fondos marinos que rodean a la isla de Tambo.