Tras varios años de ausencia “El Juli” vuelve a la plaza de San Roque, un regreso que el diestro ve con especial ilusión: “Me hace mucha, para mi es muy especial volver a Pontevedra, una plaza importante en la que he tenido triunfos y en la que me he sentido a gusto muchas veces y todo eso hace que sea un gran honor volver, tengo muchas ganas de que se me vea hacer el toreo que quiero”.

—El cartel que protagoniza con Enrique Ponce y Sebastián Castella es sin duda el de mayor tirón en taquilla...

—Me satisface mucho esa respuesta de la afición porque la verdad es que es un cartel redondo, creo que está a la altura de la afición, el público es extraordinario, también los toros y tanto Enrique Ponce como Sebastián Castella son grandes toreros, entonces creo que tenemos todo para que mañana sea un día inolvidable... De la afición de Pontevedra recuerdo sobre todo que tiene mucha entrega, que la gente era muy apasionada y que apoya mucho al torero cuando las cosas se hacen bien.

—Convienen tardes así a los taurinos, estos son días difíciles...

—Mucho, y todo lo que sea demostrar la verdad de la fiesta y lo que significa el toreo, la cría del animal, la cultura y la tradición es positivo para la fiesta.

—¿Qué opina de la prohibición en Cataluña?

—Me parece que están prohibiendo la libertad, que la gente vea el espectáculo que quiera. Además creo que no debemos olvidar que forma parte de la historia de España, de nuestra cultura de tantos años y me parece que es más un separatismo político e ideológico que en realidad un interés por defender al toro.

—Gana en experiencia pero ¿cuánto gana de miedo en cada nueva tarde?

—(Sonríe) La verdad es que cuantas más corridas toreas más crece ese miedo porque eres más consciente del peligro que corres.

—Se habla de crisis, pero lo cierto es que un sector de la afición opina que sobran festejos y falta calidad ¿está de acuerdo?

—Pienso eso mismo, ahora estamos en una época en la que la gente lo está pasando mal y hay que reducir el número y aumentar la calidad.

—Más de 2.580 toros estoqueados, 1.899 orejas, 69 rabos y 631 salidas a hombros ¿se imagina vivir sin ponerse delante de un toro?

—Pues ahora mismo no, ahora mismo tengo conciencia de que el toreo es el eje de mi vida y vivo para el toro.

—Su toreo ha evolucionado mucho ¿se acerca cada vez más a la faena de sus sueños o siempre está lejos?

—Está más cerca, está más cerca de lo que siempre he soñado, lo que sucede es que cada vez que avanzas un poco más en tu profesión pues también se te va abriendo como otro mundo, más complejo, en el toreo siempre hay un punto más a conseguir y la insatisfacción entonces siempre es grande.

—Decía el empresario de la plaza de Pontevedra que en esto de los cachés taurinos “aquí no baja ni el ascensor” a pesar de la crisis ¿le preocupa pagar la hipoteca?

—A todos nos preocupa resolver nuestra vida y lo cierto es que de los toreros se habla mucho de dinero y eso pero luego cada uno lleva su vida y hay que pensar que también es una vida muy costosa, difícil de llevar. Lo que si creo que se podría plantear es bajar un poco los canon en la adjudicación de las plazas de toros y bajar el precio de las entradas para hacerlo más accesible al público.

—Su fundación ha premiado a la afición francesa ¿qué podemos aprender de ella?

—Creo que la afición francesa nos ha enseñado mucho sobre como cuidar la fiesta y como organizarla. Adoptando el punto de vista de la humildad pienso que se pueden aprender muchas cosas de Francia.

—¿Qué me diría, permítame, si digo: Julián López Escobar, un niño sin infancia?

—No lo veo así exactamente, he tenido una infancia que es cierto que ha sido diferente porque a lo mejor no he llevado una vida normal pero también es verdad que he llevado una vida en la que he experimentado una serie de cosas que un niño normal nunca hubiese conseguido, nunca lo hubiese vivido. Entonces lo que pienso es que ha sido una infancia diferente.