Los mariscadores de a flote de las cofradías del fondo de la ría de Pontevedra regresaron ayer a la faena después de que sus bancos permanecieran cerrados a causa de la presencia de biotoxinas. En este primer día de actividad, estos trabajadores recogieron 227,8 kilos de marisco, especialmente almeja, que se subastaron en la lonja de Campelo por un importe total de algo más de 2.800 euros.

La variedad de almeja más abundante en la jornada de ayer fue la babosa, con unos 125 kilos, es decir, más de la mitad del total, y que se cotizó entre los 10,80 y los 14,60 euros el kilo. Por su parte, la fina osciló entre los 14,10 y los 19,70 euros, mientras que la japónica varió entre cuatro y cinco euros.

El Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño, en Galicia, levantó el pasado la prohibición de la extracción de moluscos en estos bancos marisqueros después de una semana en la que esta zona de la ría fue la única afectada por un brote de la toxina ASP, una circunstancia que frustró las previsiones iniciales de los mariscadores para este inicio de verano.

No obstante, la patrona mayor de la cofradía de Lourizán, María del Carmen Vázquez Nores, admitió que los brotes de toxinas son frecuentes en las estaciones de primavera y verano, en momentos de altas temperaturas y con una importante proliferación de algas, por lo que no se descarta que pueda repetirse algún episodio de este tipo, toda vez que la temperatura sigue siendo muy elevada.

El cierre, que en esta ocasión se prolongó durante siete días, provocó la pérdida de tres jornadas de trabajo para los marineros del sector de a flote y otros tantos para las mariscadoras. Aunque los mariscadores de a flore regresaron ayer al mar, los que trabajan a pie no lo harán hasta la próxima semana "porque la marea no es adecuada, así que tendremos que esperar a dentro de quince días", destacó.

La intención de las mariscadoras es poder recuperar las jornadas perdidas. "Siempre que por algún motivo no podemos trabajar intentamos recuperar esas jornadas, porque nos suponen una pérdida económica. Solicitaremos a la Consellería do Mar poder realizarlas a lo largo del mes", matizó la responsable del pósito de Lourizán, al tiempo que recordó que el último cierre por esta misma causa se produjo en la primavera del año pasado y se prolongó durante algo más de un mes. "Dentro de lo que cabe este año no fue tan grave. El año pasado las pérdidas fueron mucho mayores", destacó.

Mientras no vuelven a realizar la extracción de moluscos, las mariscadoras se dedicarán a la limpieza de algas en las playas. Y es que las altas temperaturas y las lluvias esporádicas que han caldo en las últimas semanas son caldo de cultivo para ellas. Con su retirada las trabajadoras del mar evitarán la asfixia de los moluscos. Los trabajos se llevarán a cabo el próximo viernes, 9 de julio, en Lourizán y en las playas de Combarro.