El servicio de Gardacostas dependiente de la Consellería do Mar, decomisó 1.915,6 kilos de pescados y mariscos capturados en la ría de Pontevedra de manera ilegal en 2009. Asimismo se incautó de 2.163 útiles de pesca, según confirmaron desde la propia consellería.

Los productos procedentes del mar a los que más recurren los furtivos en la ría pontevedresa son pescados como el jurel, la caballa o la merluza. Por su parte, las especies de marisco más decomisadas fueron la nécora y la centolla.

Las nasas de pulpo y nécora, alguna embarcación, vehículos y piezas de miño fueron los útiles de pesca con los que se hicieron los vigilantes del servicio de Gardacostas en los 242 operativos que se hicieron desde la base operativa de la Ría de Pontevedra el año pasado. Desde esta zona se realiza la vigilancia de las zonas pesqueras de las Rías Baixas y desde San Vicente hasta las Cíes.

Aunque las cantidades incautadas fueron importantes, se quedan muy lejos de las requisadas desde otras bases operativas. La palma se la lleva la de Vigo, que desplegó el mayor número de intervenciones. Así se interceptaron más de 18 toneladas de producto y 4.322 útiles. La ría de Arousa es otra de las más conflictivas y a lo largo del año pasado desde la base operativa con sede en los puertos de Vilaxoán y Ribeira se hicieron con más de 5 toneladas de producto y 5.000 útiles ilegales.

Por otro lado, la conselleira do Mar, Rosa Quintana, aseguraba esta semana que desde que se puso en marcha el Plan de Loita contra O Furtivismo, en julio de 2009 y hasta el mes de diciembre se incautaron un total de 16.820 aparejos a los furtivos en la costa gallega, un 80% más que los requisados en 2008. Sin embargo, a lo largo del ejercicio anterior se redujeron los kilos de producto incautados en un 39% con respecto al 2008, lo que se traduce en 39.024 kilos de pescado y marisco que se capturaron de manera ilegal.

La menor incidencia del furtivismo en la ría de Pontevedra se debe al esfuerzo que realizan las cofradías a la hora de disponer de medios de vigilancia y control. Así, por ejemplo en el fondo de la ría cerca de una decena de vigilantes custodian cada noche los bancos marisqueros para evitar esta lacra, lo que supone una inversión de más de 200.000 euros a las cofradías de Raxó, San Telmo y Lourizán.

Cabe recordar que esta práctica perjudica directamente al sector, puesto que en la mayoría de los casos lleva consigo una esquilmación de los recursos disponibles y supone además un grave riesgo para el consumidor final del pescado. Y es que los productos que se capturan de manera ilegal no pasan ningún sistema de depuración ni control sanitario que pueda garantizar su salubridad.