El gobierno local ya ha decidido el reparto de obras entre la Xunta y el Concello para el segundo convenio de saneamiento rural, un acuerdo por el que se invertirán 10 millones de euros en alcantarillados parroquiales. Sin embargo, la actuación que se considera "prioritaria" no afecta al rural, sino al casco urbano. Se trata de la renovación integral del colector del río de Os Gafos, una deficiente canalización que discurre por unos 2,5 kilómetros del lecho del río y que resulta insuficiente para recibir todas las aguas residuales actuales y futuras, de ahí su rosario de vertidos contaminantes.

Para resolver esta situación el gobierno local apuesta por renovar y ampliar en su mayor parte esta tubería, un proyecto de 1,1 millones de euros que se pretende incorporar como obra inicial de ese convenio, y a cargo de la Xunta, según explicaron ayer los concejales de Medio Ambiente Natural, Celia Alonso, y Rural, José Valcárcel. Los ediles destacaron que la mejora de este colector es "fundamental" debido al "dibujo negro y vergonzoso" que presenta el río. Valcárcel admitió que "es muy difícil seguir saneando el rural cuando tenemos un río tan próximo al centro urbano sin resolver, es algo así como empezar la casa por el tejado". Con el diseño en marcha se apuesta por renovar los pozos de registro, y duplicar la capacidad en algunos tramos. El colector de Os Gafos, ejecutado hace unas dos décadas, se diseñó para recoger las aguas residuales de Tomeza, Salcedo y la mitad de Marcón. Pero ahora recibe también las de la Brilat (diluidas con pluviales), las del polígono del Campiño (a veces con vertidos industriales incontrolado) y la Xunta pretende conectar también el polígono de A Reigosa de Ponte Caldelas y el futuro hospital de Monte Carrasco, según destaca el gobierno local, que alerta de que ", estas opciones son imposibles" por la falta de capacidad del colector. Además, se producen problemas derivados de enganches realizados en Vilaboa, cuya solución se negocia con su gobierno local.

Pozos y tuberías

La primera de las actuaciones que se pretende que ejecute la Xunta, por unos 200.000 euros, es la reparación de los pozos de registro para garantizar la estanqueidad en todo el colector desde su comienzo en el límite con Vilaboa hasta el enganche con colector general al borde de la ría, con el fin de evitar la entrada de agua del río y mejorar su capacidad. Pero el capítulo más complejo y caro (más de 900.000 euros) es la reparación y ampliación de la tubería desde la calle Otero Pedrayo (estación de autobuses) hasta la desembocadura del río, a lo largo de 2.337 metros. Hasta la calle General Rubín se mejorará la infraestructura existente, pero desde ahí hasta el final se apuesta por cambiar la tubería para instalar una que doble su capacidad.

Valcárcel dijo no albergar dudas sobre la disposición de la Consellería de Medio Ambiente para incluir esta obra en el convenio de saneamiento, ya que al tratarse de una ejecución compleja y difícil, que se debe realizar muy directamente sobre el lecho y las márgenes del río, quien tiene que dar los permisos es Augas de Galicia, "por lo que la mejor manera de agilizar y garantizar una correcta ejecución es que sea la Xunta la administración promotora".