Cada año las familias españolas adoptan alrededor de 3.500 menores en el extranjero. China, Rusia y Etiopía son los principales países de origen de estos menores (unos 37.000 en los últimos años) a los que se dedicó la jornada “Adopción y escuela” que organizó en Pontevedra la Asociación Galega de Axuda á Adopción “Manaia”. Entre los expertos invitados, Lila Parrondo, que analizó el tema “Características del niño adoptado”.

—¿Educar a un niño adoptado plantea retos diferentes a los de un hijo biológico?

—La crianza de un niño siempre es la crianza de un niño, no habría diferencia entre si es biológico o adoptivo, pero sí es verdad que los niños que llegan a sus familias a través de la adopción tienen una serie de experiencias anteriores muy diferentes a las de los niños que son hijos biológicos. Hablamos de problemas derivados de la institucionalización, de vivir en hogares faltos de carencias o de entornos en los que no ha habido suficiente estimulación y al entrar en el colegio esas características tienen que ser contempladas porque no es sólo un problema de la edad que tengan sino de las experiencias que han vivido, lo que puede determinar que para ellos sea un importante reto ponerse al nivel de los demás niños de la clase.

—La organización de las jornadas “Adopción y escuela” advierte a los padres que “el niño perfecto que algunos buscan no existen” y que deben de asumir desde un principio que han de afrontar problemas específicos.

—Estos niños tienen otras experiencias vividas, generalmente de mayor dificultad que un niño biológico. Y es cierto por otra parte que el “niños ideales” no hay, ni biológicos ni adoptivos, lo que hay son niños reales y la diferencia está en que al biológico la familia lo conoce desde el primer momento y se van acostumbrando a la convivencia, mientras que el niño adoptivo se integra después de que haya habido una parte de su vida, aunque sea breve, que no ha compartido con su familia, con lo cual los retos efectivamente son mayores: tratar de entenderle, tratar de ver qué huellas puede haber dejado en él la experiencia anterior y ayudarle a seguir creciendo y desarrollándose

—Con todo, advierte que no todos los niños están dañados...

- No todos los niños están dañados, la capacidad que tenemos de recuperarnos frente a la adversidad es muy grande, pero es verdad que muchas veces hay recuerdos de esas experiencias anteriores y hay que ayudarles a recolocarlas y a aprender una situación nueva y distinta, que es vivir en familia, algo que probablemente nunca han tenido como experiencia.

—¿Hay unas buenas líneas de trabajo para integrar o cada caso ha de tratarse específicamente?

—Las fórmulas magistrales no existen, la cuestión es tener paciencia, tratar de ponerse en el lugar del niño y entender lo que le está pasando, lo que le puede estar pasando. Muchas veces además hay una dificultad incluso de idioma, los chicos no nos entienden y aunque al principio parece que lo aprende muy rápidamente lo que está aprendiendo en realidad es el lenguaje coloquial para manejarse con otro, para poder jugar, pero a otro nivel tarda más. Y ahí es donde se plantea el reto porque el lenguaje escolar tiene mucha mayor dificultad, es un lenguaje más abstracto y además en el centro se le exige mantener unas normas, unas reglas y una forma de comportarse, todo eso sí que genera en ocasiones situaciones más complicadas.

—Los expertos también alertan de errores comunes en los padres: considerar que todos los problemas del niño se deben a que es adoptado o, a la inversa, entender que es exactamente igual que un hijo biológico.

—El tema está en que la adopción no es una enfermedad, es una condición jurídica de ingreso a la familia, y de hecho la mayoría son historias de éxito. Lo que sí cambia es que dependiendo tanto de las experiencias de los padres como de los hijos que se reúnen, la tarea será diferente. ¿Más o menos dificultades? Pues de nuevo volvemos a lo fundamental, que es la paciencia, tratar de entender y desde ahí empezar a construir una circunstancia nueva para todos: para ellos que son papás y para el niño que tendrá que aprender cosas nuevas.

—Dirige un gabinete de atención psicológica especializado en adopciones ¿cuáles son las consultas más frecuentes?

—La dificultad más grande en todo este proceso que es establecer nuevos vínculos, han tenido situaciones muy cuidadas, muchos cuidadores y muchos de los cuales han desaparecido de su vida, y asegurarse emocionalmente la permanencia de una nueva situación como es la familia muchas veces los hace muy desconfiados. Entonces el reto es acomodar toda una situación emocional diferente que tiene repercusiones en casa, con conductas que muchas veces consideramos que no son las más apropiadas pero que fueron fundamentales para su supervivencia en el medio anterior y las tendrá que desaprender para aprender otras nuevas. También se consultan circunstancias en el cole, esa es otra gran área de trabajo.

—¿Por qué hay tantos diagnósticos de hiperactividad o déficit de atención?

—Estos chicos rápidamente son diagnosticados como niños con déficit de atención o hiperactivos y es verdad que algunos de los síntomas que presentan son así pero no es esa la categoría diagnóstica, los trastornos de vínculo precisamente tienen ese movimiento continuo, ese no poder parar, ese no poder centrarse. Y por esa doble vía (el acomodarse a la familia y el acomodarse a la vida escolar) es donde están las mayores dificultades que vemos los psicólogos.

—Por lo que respecta a los padres ¿asumen generalmente con naturalidad la nueva situación, miman poco o en exceso..?

—En esto también cada uno tiene experiencias distintas: hay familias en las que desde el primer momento la integración es muy fácil, otras en las que las circunstancias adversas pueden estar dadas (por ejemplo porque un niño se vincula a un progenitor y no al otro, que acepta a los hermanos pero no a los papás, que se muestra encantador con la gente desconocida pero muy es muy duro con la familia en la que se ha integrado) y lo cierto es que no siempre los padres están preparados para ello. Por eso es fundamental esta labor preventiva de difusión de la información para entender que estas dificultades de los chicos hay que ayudarlas a que lo solucionen, a que las resuelvan, que no es que les haya “tocado” un niño difícil o malo sino que es un niño que está desconcertado frente a lo que le está pasando y sus papás son los que le van a tener que ayudar a traducir ese desconcierto y entrar en situaciones de vínculo diferente.

—¿Qué explicación dan al hecho de que España sea un líder mundial en adopciones internacionales?

—Tiene que ver con cierta tradición española, que muchas veces llega de las últimas a una circunstancia y prontamente la incorpora a su sociedad y se “convierte” a ella. A mayores tiene que ver con muchísimas circunstancias sociales: el retraso de la maternidad, la vida laboral que a veces no facilita la ampliación de la familia y que hace que en determinado momento las personas decidan este camino de la paternidad adoptiva, y como la adopción nacional en según qué comunidades es muy pequeña o sencillamente no existe el camino que eligen la familia es ofrecerse como padres de chicos que están en otros lugares del mundo y necesitados de una familia.