El presidente del PP de Pontevedra, Rafael Louzán, anunció ayer que, por el momento, el partido no tomará ninguna medida disciplinaria contra el alcalde de Portas, el popular Roberto Vázquez, después de que la Fiscalía le imputase un supuesto delito de negociaciones prohibidas para los funcionarios por el que solicita una pena de 10 meses de multa y dos años de suspensión de cargo público. En concreto, el fiscal le acusa de realizar contrataciones a empresas de su ámbito familiar.

Una imputación que provocó que desde el Partido Socialista se solicitasen medidas contra el actual regidor de Portas. El presidente del PP explicó que en estos momentos "é prematuro facer valoracións" al respecto ya que "non hai ninguna sentencia firme" sobre este particular. Asegura que, por ahora, "o que hai é ese indicio que a Fiscalía di que pode existir".

Por tanto, anuncia que "estaremos atentos" a cómo pueda evolucionar todo este proceso judicial pero cree que en este momento debe prevalecer "a presunción de inocencia" del alcalde de Portas. En cualquier caso, Louzán destacó la trayectoria de Vázquez al frente de esta alcaldía de tal forma que subrayó "a súa extraordinaria xestión" en el concello. "Imos deixar que a Xustiza faga o seu traballo e será entón cando o PP dará a coñecer a súa decisión final", dijo el presidente provincial del partido.

Fusión de las cajas

Por otra parte, Rafael Louzán hizo ayer un llamamiento a la "prudencia" a la hora de valorar el futuro de las cajas en Galicia, ya que, según aseguró, "non é unha cuestión menor", sino un tema de gran relevancia social para la comunidad.

El líder del PP provincial mostró su plena confianza en la decisión que adopte el presidente de la Xunta, del que aseguró que se rodeará de la mejor información posible "para adoptar unha decisión que vai afectar, calquera que sexa, a todos os galegos".

En esta línea, afirmó que el futuro de las cajas "non é una cuestión de custo político, senón dun calado social moi importante", ya que "non estamos a falar dun tema menor", sino que lleva consigo "un entramado de decisións moi amplio, que vai a afectar a todos os galegos".

Por eso, reclamó que se respeten los tiempos solicitados por Feijoo para adoptar una decisión. "El pedíu un tempo prudencial para poder opinar e debemos dar esa marxe necesaria, tamén para que as propias entidades falen acerca de esta cuestión".

"A última palabra debe tela o presidente da Xunta e a ela me remito", aseguró, convencido de que el jefe del ejecutivo autonómico, hará "o que máis lle interese a Galicia".