Un vecino denunció ayer ante el Seprona la presencia de caballos con cepos ilegales en la carretera que conduce de San Xulián a Salcedo. Según explicó el testigo, que realizó varias fotografías a uno de los animales con "trancas" en sus patas durante la tarde del sábado, es frecuente que los automovilistas se encuentren con caballos en estas circunstancias transitando por la citada vía, sobre todo de noche.

El denunciante subrayó además del maltrato animal que supone la colocación de este tipo de artilugios, la peligrosidad que trae consigo la presencia de los animales en la carretera. De hecho, el conductor se encontró con el caballo en una curva de escasa visibilidad. El animal llevaba un trozo de madera de más de un metro de largo con forma de horquilla encajado con un tornillo en la pata delantera izquierda.

Precisamente, uno de los argumentos que utilizan los propietarios de los caballos para utilizar estos crueles mecanismos es impedir su acercamiento a las vías de comunicación, algo que en este caso no parece haberse cumplido.

El número de denuncias que el Seprona tramita cada año por la utilización de cepos en los animales salvajes se dispararon desde el año 2006, debido a la aparición de numerosos caballos muertos en los montes gallegos que fueron incapaces de librarse del fuego debido a las maderas que, atadas a sus pies, les limitaron notablemente la movilidad.

Así, en la provincia de Pontevedra se formularon a lo largo del 2008, un total de ocho denuncias administrativas y cinco informes a la Fiscalía. En cuanto a las zonas de la provincia donde más se concentran las demandas son Vilaboa, el monte Castrove, que incluye a municipios como Poio y Barro, y Xiabre que corresponde con los municipios de Caldas de Reis y Moraña.

Sin embargo, en la mayoría de los casos, las denuncias no pueden comprobarse, ya que resulta muy complicado localizar a los animales afectados. Por otro lado, también surge una importante problemática a la hora de averiguar la identidad de los propietarios de estos animales porque la especie carece de identificación.

Para cubrir este vacío y adaptarse a las exigencias de la UE respecto a las condiciones en las que debe vivir el ganado en libertad, la Xunta aprobó a finales del 2008 el decreto regulador del sector equino en Galicia, un documento que, por primera vez establece como obligatoria la identificación de estos caballos, que deberán llevar un microchip, así como una marca visual o una pulsera en la parte delantera.

En los próximos meses 35.535 caballos, tanto salvajes como criados en cautividad, deberán estar identificados.