Amandio de Bessa Leal valora emprender acciones legales por su procesamiento en la Operación Mami, desarrollada en 2005 en los locales de alterne Tris Tras, de Chapa (Silleda), y Lewinski, de A Baña. El hostelero lalinense de origen portugués fue absuelto por la Audiencia Provincial de Pontevedra de todos los cargos que le imputaba el Ministerio Fiscal, igual que los otros siete imputados, aunque la sentencia es recurrible. Pero De Bessa considera que hubo un persecución especial contra su persona durante la instrucción del caso, y pone como ejemplo que fue el único de los procesados para el que se pedía prisión cautelar, que pudo eludir después de abonar una fianza de 60.000 euros.

"Foi todo unha trapallada de instrución por parte da xuiza", afirma el empresario, en línea con lo ya expuesto por las defensas de los ocho procesados durante el juicio oral en Pontevedra. Los abogados defensores habían calificado la instrucción de "auténtica chapuza judicial", que se había basado en un "exhaustivo" trabajo de la Policía Judicial –ocupó más de una docena de tomos–, que incluía registros en ambos clubes de alterne y conversaciones telefónicas intervenidas a los acusados. "Os propios gardas civís que fixeron a investigación no Tris Tras dixeron que eu non tiña nada que ver alí, e aínda así a xuiza decidiu imputarme", se queja De Bessa. Distintos letrados coincidieron durante el juicio en que su procesamiento y el de otros imputados fue un despropósito, caso de los camareros Ermitas G.F. y José Enrique V.L. o del taxista silledense José Luis T.L., que, sostienen, se limitaba a ir a recoger a mujeres que llegaban al aeropuerto de Vigo cuando era requerido para ello por los dueños de los clubes .

Cuando se desarrolló la operación, De Bessa era presidente del Club Deportivo Lalín. "Non sei se foi por iso polo que me quixeron implicar, porque non o entendo", manifestaba ayer, satisfecho tras conocer su absolución. El hostelero recuerda que en 2005 ya no era socio del club Tris Tras, sino que había vendido su parte a los también imputados Arsenio J.C. y Marcelino G.B. en 2003 mediante un contrato privado firmado en el Banco Santander ante dos testigos, en el que habían acordado mantener su nombre en las escrituras mientras no terminasen de pagarle. Por eso, dos años después, su nombre seguía figurando en las escrituras.

La misma jueza ya había precintado el negocio de alterne de De Bessa en Bergazos (Lalín) en aquel 2005 por infracciones administrativas, que no delitos; un recurso de su abogado, Luis Benjamín, que también le defendió con éxito en el proceso por la Operación Mami, le permitió reabrirlo. Ya entonces había tenido que depositar una fianza de 60.000 euros, que posteriormente le sería devuelta.

"Xa era a segunda vez que me poñía fianza e gañei os dous xuízos", apunta el hostelero . "Por que esa persecución hacia min, coma se fose o capo de Lalín, cando non tiña nada que ver no asunto", se pregunta. Y es que, aun aceptando su imputación, no entiende por qué sólo se le imponían a él las fianzas.