El doctor Enrique Dorado dirige en Pontevedra un curso sobre Medicina Forense organizado por la UNED. Su llegada a la ciudad ha coincidido con el levantamiento de una fosa común de represaliados por el golpe militar de 1936, localizada en las inmediaciones de la iglesia de Curro-Barro. Enrique Dorado ha participado en varios trabajos de exhumación de cadáveres de la Guerra Civil.

- ¿Hasta qué punto es fiable la identificación de cadáveres enterrados en una fosa común hace más de setenta años?

- Puede ser complicado, porque un cadáver en estos casos va a estar reducido a restos óseos. Para determinar a quién pertenece tendrá que haber datos previos, para poder contrastarlos, si no, evidentemente va a ser muy difícil. Un cuerpo del que no se tenga ninguna pista previa, seguramente quedará sin identificar. Porque identificar un cuerpo concreto entre otros muchos es muy complejo y en ocasiones, salvo que haya características muy especiales en el cadáver, la única manera de hacerlo de forma fehaciente será acudir a pruebas de ADN. Para que las pruebas de ADN sean fiables, tendremos que tener no sólo el ADN del cadáver sino también alguien con quién contrastarlo, y para eso necesitamos familiares. Cuanto más directos sean los familiares, los resultados serán más válidos. Si estamos hablando de muertos de la Guerra Civil, disponer de ADN de familiares cercanos puede ser además de complicado, muy costoso.

- ¿Cómo valora, desde el punto de vista científico, la exhumación de muertos de la guerra?

- Una exhumación tiene justificación si tenemos datos previos para poder saber de quién se trata. Si no tenemos indicios previos no tiene mucho sentido, porque empezar a exhumar cadáveres y cadáveres, para no descubrir quienes son, creo que no sería lógico.

- ¿Qué grado de importancia tiene la prueba médico-forense en las resoluciones judiciales?

- Sin duda tiene una gran aplicación en muchas resoluciones judiciales y cada vez más. A nadie se les escapa que ante cualquier suceso, como por ejemplo las grandes catástrofes con víctimas, crímenes u homicidios, no sólo se necesita la participación médico-forense para determinar la causa de la muerte, sino también para la identificación de las víctimas, las valoraciones psicológicas y psiquiátricas, y también es importante para disminuir la angustia de los familiares.

- ¿Cree que un mayor castigo penal logrará reducir los casos de violencia machista?

-Debería ser así, pero en la práctica lo que estamos viendo es que las denuncias aumentan. En la práctica ese efecto disuasor que debería tener no se produce. Cada vez hay más casos, o quizás haya más denuncias.

- ¿Y en los casos de conducción bajo los efectos del alcohol u otras drogas?

- Igual. El consumo de alcohol digamos que es un tema ya antiguo, de siempre, pero sigue tan vigente como nunca. En cuanto a otras drogas, es un problema que cada vez se está generalizando más, tanto en su consumo exclusivo como en combinación con el alcohol. Y dentro de las drogas, la que está cobrando cada vez más protagonismo es la cocaína, digamos que es la droga de moda. Se está incrementando su consumo sobre todo entre la juventud. También los derivados anfetamínicos se están extendiendo de una forma impresionante. Y cada vez hay más drogas nuevas, porque las personas que se dedican a este tipo de negocio sacan al mercado nuevas sustancias continuamente.

- ¿La medicina forense avanza a la misma velocidad que el mercado de nuevas drogas?

- La medicina forense intenta solucionar problemas que van surgiendo. Las pruebas analíticas cada vez son mejores, como también los estudios químicos y toxicológicos, que se van enriqueciendo, digamos, a medida que se observan sustancias nuevas.