Marcos Antonio Vázquez Habas, de 29 años y vecino de Vigo; Omar Bajo Rodríguez, de 27 y natural de Redondela; y Diego Roel Cardama, de 26 años y de Meaño, reconocieron ayer ser los autores del secuestro exprés que sufrió el empresario José María Cacabelos, propietario de la empresa "Construcciones y Excavaciones Carabel S. L.", cuya familia pagó un rescate de 100.000 euros a los procesados al no poder reunir los 150.000 que estos les exigían inicialmente, según declararon ayer los familiares de la víctima.

Los procesados reconocieron los hechos después de alcanzar un acuerdo con el Ministerio Fiscal y la acusación particular mediante el cual Omar Bajo y Marcos Antonio Habas ven reducida a seis años de prisión, la más baja por secuestro, la pena de ocho años que se pedía inicialmente. Diego Roel –único conocido del empresario ya que son prácticamente vecinos en la localidad pontevedresa de Meaño–, aceptó una condena de 4 años. La pena es más baja en su caso al aplicarse la atenuante de reparación de daño, tras abonar su familia 54.000 euros al secuestrado como parte de la indemnización final que pudiera corresponderle del precio del rescate, así como en materia de responsabilidad civil. Los otros dos acusados deberán abonar otros 40.690 euros del rescate, al descontarse los 8.160 y los 1.150 euros incautados a Omar y Marcos al ser detenidos, y 5.000 euros de indemnización. Además, se decreta una orden de alejamiento hacia la víctima.

Según los hechos que los acusados reconocieron como ciertos, los tres estudiantes idearon un plan para secuestrar al empresario citándose con él el 9 de marzo de 2006 en un bar de Mosteiro con la excusa de contratarle un trabajo de excavación en un monte. Allí lo secuestraron y lo trasladaron maniatado y encapuchado a una finca en San Adrián de Cobres, en Vilaboa en donde permaneció varias horas bajo la custodia de uno de los secuestradores. Una vez allí se pusieron en contacto con el hijo de la víctima quien en dos horas logró reunir el dinero y lo dejó, tal y como requerían los secuestradores, en la AP-9 pasando el puente de Rande, justo antes del desvío a Teis. Tras recogerlo, dejaron a la víctima en libertad.

La conformidad con las penas que mostraron los acusados evitó que la víctima tuviera que pasar el mal trago de prestar declaración y recordar un suceso que todavía ayer le hacía saltar las lágrimas: "Nunca lo pasé tan mal en toda mi vida" afirmó. Al término del juicio dijo sentirse "muy mal, pero estoy satisfecho porque esto por fin se acabó".

Uno de sus secuestradores, Diego Roel, salió de la cárcel recientemente en libertad provisional tras devolver parte del rescate. Allí permanecía junto con los otros dos acusados desde su detención, en abril de 2006. La víctima era ayer consciente de que todos ellos pronto saldrán en libertad al haber cumplido más de 3 años. "Sólo les pido que no me hagan daño, ni se metan conmigo ni con mi familia, porque el mal trago ya lo pasé yo", declaró.