"¡Estás como una rosa, debes de ser la rosa socialista!" El saludo del arquitecto Rafael Fontoira hizo sonreír a veterano político y abogado Gonzalo Adrio Barreiro (Pontevedra-1919) a su llegada al homenaje con el que celebró su 90 aniversario, un encuentro en familia que convocó a sus ex compañeros de corporación de Pontevedra, a la que se incorporó en 1987 como cabeza del grupo municipal socialista.

El actual alcalde Miguel Anxo Fernández Lores y predecesores como Francisco Javier Cobián o Rivas Fontán se sumaron a un homenaje que "a los noventa, todavía se agradece más", aseguró Adrio.

Éste también tuvo oportunidad de recordar con otros compañeros como el ex parlamentario socialista Roberto Taboada, el arquitecto Enrique Barreiro y el empresario Durán Couto las anécdotas de su paso por el concello y el día a día de la Pontevedra de principios de los noventa.

¿Los piropos más repetidos? Los referidos al buen estado físico de Gonzalo Adrio y a su vitalidad. El aludido responde que "no me quejo, a mi edad no me quejo de mi salud, pero lo que siento es cuando se mueren personas jóvenes que creo que no deberían", en alusión a un reciente fallecimiento en la familia que ha producido especial dolor al veterano abogado.

Todavía le sorprende verse tan querido: "Esto es un tesoro, para mi tener amigos es mejor que ser millonario", reconoció el homenajeado momentos antes del almuerzo que compartió con sus compañeros en el hotel Galicia Palace de Pontevedra.

Con anterioridad, una primera foto de familia sirvió para el intercambio de saludos y la nostalgia. "La política hace años era otra cosa", aseveraba el ex alcalde Rivas Fontán.

La tertulia se prolongó a continuación hasta bien entrada la tarde y sirvió para rememorar episodios de la vida política de Gonzalo Adrio como la presidencia del Partido Socialista Popular de Galicia.

Gonzalo Adrio es, además, autor de varias obras dedicadas a la recuperación de la memoria histórica y a la II República. A su llegada al homenaje, le hicieron entrega de una rosa roja que agradeció con su habitual cortesía y hubo quien pensó entonces en la reflexión de Bergman: "Envejecer es como escalar una gran montaña, mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena".