Más de cien toneladas de basura ya se han acumulado en las calles de Pontevedra, con todos los contenedores saturados. Los pontevedreses sufrieron ayer la primera jornada completa de huelga de los trabajadores de Cespa, un día caracterizado por la llegada de los piquetes y, sobre todo, la ausencia total de diálogo para resolver este conflicto. Hasta el mediodía de hoy, 37 horas después del inicio del paro, no está previsto que empresa y trabajadores retomen unas negociaciones que quedaron rotas el pasado martes, pese a los constantes llamamientos del concello para mantener las conversaciones.

Las discrepancias entre ambas partes se concentran en el despido de un trabajador, que la empresa estaría ahora dispuesta a readmitir, pero en unas condiciones que no acepta la plantilla. Además de este asunto principal, existen otras diferencias laborales, pero se ha llegado al extremo de que incluso se discute sobre el escenario de las futuras negociaciones. A instancias del concello, la empresa convocó para las 12,00 horas de hoy un nuevo encuentro, en la propia sede de Cespa, un lugar que cuestiona el personal. Otras opciones son el edificio de sindicatos o la Casa Consistorial.

Los piquetes informativos “acamparon” desde la madrugada a las puertas de las naves de Cespa en el polígono de O Campiño y se registraron algunos incidentes, pese a la presencia de la Policía Nacional. También hubo algún altercado en el local de los barrenderos, en la calle Alfonso XIII. Un par de contenedores resultaron quemados, pero el comité de empresa se desliga de esos actos. Los trabajadores se han organizado en turnos de guardia ante el almacén de la empresa, para evitar que los camiones de recogida salgan de la nave y permitir únicamente los servicios mínimos, que sólo comprenden un camión de recogida por la tarde, en la Plaza de Abastos y servicios sanitarios. Esta situación provocó que todos los contenedores aparezcan ya cargados de bolsas, aunque una recogida especial realizada en la noche del martes, pocas horas antes de la huelga, atenuó las consecuencias.

Pese a la cita prevista para hoy, la posibilidad de acuerdo no parece próxima, y el gobierno local responsabiliza ya de forma directa a Cespa. El concejal Raimundo González Carballo, que actúa de mediador dejó claro ayer que “esta huelga se pudo haber evitado porque el comité de empresa estaba de acuerdo con la oferta de Cespa, pero no se reunieron para hablar y eso nos abocó a esta situación de desconsideración por parte de la empresa hacia el concello, los ciudadanos y los trabajadores”. Llegó a calificar la situación de “una coña marinera”.

Sin embargo, el director territorial la empresa, Alfonso Clemente, negó que el acuerdo estuviese tan próximo como aseguró el concejal. Admite, eso sí, que hay puntos de aproximación, pero puntualizó que aún no se llegó al acuerdo porque hay “matices” que les separan respecto al principal punto de conflicto. La plantilla exige la readmisión del despedido, en las mismas condiciones, aunque admitiría un traslado a otro centro de trabajo, probablemente Poio. “Las cosas no pueden volver a su estado inicial porque estamos ante una negligencia y falta grave del trabajador”, manifestó Alfonso Clemente.

En medio de este conflicto laboral, los principales perjudicados son los ciudadanos y así lo denunció ayer la asociación de comerciantes de Pontevedra, que reclama no sólo que se resuelva la huelga de Pontevedra, sino que el Gobierno central regula la Ley de Huelga “de forma que se respeten los derechos de los trabajadores, también los que no quieren hacer huelga, y de todos los ciudadanos”.