El trabajo nocturno de los vecinos de A Moureira sirvió para que las calles de este barrio, la cuna de Pontevedra, amanecieran ayer alfombradas con millones de pétalos, ramas y adornos florales. Las tradicionales alfombras sirvieron como lujoso soporte para el paso de la procesión del Viático. Bajo palio, el párroco de Santa María la Mayor, Jaime Vaamonde, llevó la comunión al domicilio de tres personas enfermas. Dos de ellas, una madre y su hijo, soportan su dolencia desde hace años en una vivienda de la calle Echegaray.

El tercer receptor de esta comunión a domicilio fue una vecina del barrio de San Roque, que sobrelleva su enfermedad en su casa de la calle Nodales.

Muchas personas se sumaron a la procesión del Viático, custodiada como es tradicional por los alumnos de la Escuela Naval Militar de Marín que, al recoger la eucaristía en la capilla de San Roque, interpretaron la tradicional Salve Marinera. La comitiva estuvo acompañada también de una representación de cada una de las cofradías de la Semana Santa de la ciudad, el gremio de Mareantes y los mandos de la Escuela Naval Militar.

En su recorrido por el barrio de A Moureira, el séquito religioso hizo dos paradas en sendos altares también confeccionado por los fieles durante la noche, que se situaron en Campo do Boi y Campo da Torre. En esta paradas, una lluvia de pétalos de flor adornó el traslado de la sagrada forma por las calles de la ciudad vieja.

Fueron muchas las horas de trabajo invertidas en la selección del material y la posterior colocación de los pétalos y el serrín sobre estas calles, que por la mañana dieron su fruto para un espectacular paso de la procesión del Viático, acompañada además de una mañana soleada que resaltó la celebración.

Esta manifestación religiosa es una de las más arraigadas de la ciudad y un año más convocó en las calles de A Moureira a numerosos pontevedreses.

El Viático es un desfile religioso estrechamente vinculado al barrio de mayor raíz marinera de la ciudad y, muy especialmente, al gremio de Mareantes, cofradía que desde hace siglos disfruta del privilegio de portar el palio en la procesión, con algunas de sus joyas históricas, como el cetro del Teucro, una obra de artesanía en plata.

La comitiva partió de la basílica de Santa María y a sólo unos metros del templo, en la calle Xan Guillerme, ya le esperaba la primera alfombra floral. Los vecinos trabajaron durante la noche para ultimar estos vistosos tapizados que también pudieron contemplarse en las inmediaciones de la plaza de toros.

En el tramo final de la procesión el palio fue recibido con una lluvia de pétalos y algunos balcones del barrio se adornaron para la ocasión.