En la central de llamadas y cámaras de la Policía Local de Pontevedra apenas se ve un hueco en la pared. Un tapiz de pantallas, monitores de ordenadores, emisoras y teléfonos rodea a los agentes encargados de hacer funcionar el “corazón” que mueve a la Policía Local. Los agentes son su cerebro.

La sala está dividida en dos apartados, el centro de control de tráfico y la central de llamadas en las que también se atienen las emergencias relacionadas con la seguridad ciudadana. Cuando el visitante comprueba la labor que se desarrolla en esta habitación de la Jefatura se da cuenta que la metáfora del “corazón” es válida. Realmente son los encargados de “bombear” el flujo circulatorio de la ciudad y, además, deberán evitar que cualquier “trombo” en forma de accidente o coche mal aparcado paralice el flujo de tráfico y provoque un “infarto” circulatorio en el centro de la capital de la provincia.

Las nuevas tecnologías han permitido a la Policía Local pontevedresa dar un importante paso adelante para controlar la práctica totalidad del tráfico en el casco urbano. Un total de 21 cámaras están distribuidas en distintos puntos estratégicos, los más conflictivos para el tráfico, de tal forma que además pueden abarcar varias calles a la vez y casi en su totalidad. Las cámaras son los ojos de los agentes y los semáforos las herramientas que les permiten controlar los flujos de circulación.

Con la visión aportada por las cámaras, los operadores de la Policía Local pueden ir abriendo o cerrando semáforos a su antojo en aquellas calles más saturadas y así conseguir que el tráfico sea más fluido. Por ejemplo, Barcelos es un parking que funciona casi al unísono con los horarios comerciales de las tiendas. Se llena de coches y se vacía casi al mismo tiempo con todos los vehículos intentando salir a la vez. Cuando los operadores observan que el volumen de tráfico es muy saturado, un solo “clic” con el ratón del ordenador permite controlar manualmente los semáforos de tal forma que los ciclos en verde son más largos y dan salida al tráfico acumulado en la plaza.

Lo mismo ocurre en otros puntos que suelen ser conflictivos, es el caso de Reina Victoria y Augusto García Sánchez, que soportan las caravanas que provocan coches que se quedan esperando a que en alguno de los dos aparcamientos subterráneos quede una plaza libre. Nuevo clic con el ratón, los ciclos en verde son más prolongados y las calles se descongestionan. Eduardo Pondal y Uxío Novoneyra suelen ser otros de los “puntos calientes”, así como Echegaray.

La instalación de las cámaras ha terminado con la típica imagen del policía local regulando el tráfico en una determinada esquina o en medio de un cruce. Pese a que pueda parecer lo contrario, esto conlleva una mayor presencia de los agentes en la calle, ya que les dota de mayor movilidad y pueden ser trasladados de un punto a otro de la ciudad a requerimiento de la propia central.

Además, las cámaras no tienen el punto de vista limitado que podría tener un agente a ras de suelo en una determinada intersección. “Un policía que no cuenta con la perspectiva general que nos ofrecen las cámaras podría estar canalizando el tráfico desde un determinado cruce hacia otro en el que hay un embotellamiento todavía mayor”. La cámara no sólo permite saber dónde hay atasco, sino también cómo solucionarlo y hacia dónde se debe conducir el flujo de tráfico.

Por este motivo, la Policía Local espera continuar implantando alguna otra cámara en viales de la ciudad conflictivos para la circulación. Recuerdan que se trata de cámaras de seguridad de tráfico y no de vigilancia o seguridad ciudadana. Aún así, graban las 24 horas del día y no es la primera vez que la Policía Nacional hace uso de estos registros para intentar esclarecer algún delito. También han aclarado las circunstancias en las que se produjeron algunos accidentes de tráfico, aunque en su mayoría suelen ser colisiones de pequeña entidad.

Pero el tráfico no es la única función que se desempeña desde la central de la Policía Local. Frente a los 3 agentes que suelen estar operativos en el CETRA, Centro de Tráfico, uno o dos lo están en el CPL, que atiende los requerimientos de los ciudadanos. El año pasado se atendieron más de 50.000, según explican desde Jefatura.

Un jefe de sala se encarga de dar prioridad a los diferentes operativos, coordinar los servicios y movilizar a las distintas patrullas.

Las horas entre las once y la una de la tarde son las más problemáticas, con casi 11.000 llamadas sólo durante esta franja.