Las actividades preventivas del Plan Municipal de Conductas Adictivas llegaron el pasado año a más de 22.000 personas, en su gran mayoría jóvenes alumnos de los colegios e institutos de la comarca pero también profesores y padres.

Especialmente, las actividades se desarrollan en el ámbito escolar tanto por la facilidad de reunir a toda la población objeto de cada programa “como por la efectividad inherente a las actuaciones tempranas, cuando aún no ha aparecido el problema”, indican los responsables de los programas.

En total, durante el pasado año el Servicio Municipal de Drogodependencias, del que depende el Plan de Conductas Adictivas, puso en marcha varios programas de carácter educativo: prevención de consumo de drogas (en el que tomaron parte más de 12.000 alumnos de toda la comarca entre los 3 y los 18 años, de modo que la edición 2008 se convirtió en la más numerosa); “Cinensino”, que en sus sesiones de proyecciones y actividades convocó a 825 alumnos y 42 profesores; intervención socioeducativa en el aula, con actividades muy diversas como talleres de educación en valores, de habilidades, de prevención del consumo de cannabis o cocaína etc; y “Cambio de Sentido”, que se desarrolla en las autoescuelas y busca prevenir los accidentes de tráfico relacionados con la ingesta de alcohol y el consumo de drogas.

Estas sesiones se llevaron a cabo específicamente con 200 jóvenes que se están preparando para obtener el carné de conducir. Pontevedra fue pionera hace 8 años en este programa desarrollado en autoescuelas que el pasado año fue asumido por la Subdirección Xeral de Saúde Mental.

Por otra parte, también se interviene en la Escola de Adultos mediante talleres para la salud y prevención del consumo de drogadas dirigidos al alumno que se prepara para obtener el certificado de la ESO. En esta iniciativa tomaron parte durante el pasado año 60 alumnos.

Dentro del ámbito familiar, se desarrolló el programa Familias Educadoras, ya que el Plan Municipal de Conductas Adictivas (cuya memoria fue presentada ayer por la concejala de Benestar Social, Margarita Castejón, y la supervisora de los distintos programas e iniciativas, Patricia González) parte de la base de que el trabajo educativo “no sólo debe abarcar a los escolares ya que si queremos hacer una intervención integral debemos trabajar con todos los agentes afectados, es por eso que la otra intervención a la que se dedica más esfuerzo es a Familias Educadoras”.

Este programa también tiene varias modalidades: escuelas de familia, talleres y formación on line o por correo. La idea es compartir con los padres “información sobre los factores de riesgo y protección en el consumo de drogas, mejorar las habilidades de comunicación y relación en la familia, incrementar el tiempo de ocio compartido con los hijos, mejorar las habilidades de apoyo y control de los padres y proporcionar información y materiales educativos adecuados a las características de la familia”.

En total, participaron 300 padres en 21 talleres que se han desarrollado durante el curso 2008-2009.

A mayores de las actividades en el aula, on line etc, el Plan de Conductas Adictivas se propone llegar directamente a la población juvenil en aquellos lugares de concentración nocturna durante los fines de semana, una linea de trabajo que lleva el nombre de “Creative”.

Se trata de acercarse hasta los participantes en el botellón y en general en los espacios en donde se concentren los jóvenes. Los responsables del Plan indicaron que “consiste fundamentalmente en una unidad móvil convenientemente señalizada que se desplaza por aquellos puntos de la ciudad donde haya movida nocturna en los fines de semana”.

La unidad móvil cuenta con un equipo de educadores que llevan consigo materiales preventivos para su distribución en lugares de ocio.

También se monta un estand desde donde se facilita información oral con la idea de disminuir riesgo ante el consumo de sustancias.

La afluencia media a este programa “Creative” es de unos 600 jóvenes.

A propósito de los contenidos que se abordan en actividades como las dedicadas a la prevención del cannabis, los responsables del Plan incidieron en que los profesionales se centran fundamentalmente en desmantelar tópicos.

El objetivo es prevenir un consumo que, lejos de su imagen de inocuidad, se asocia cada vez más a trastornos mentales (una relación todavía más acusada en el caso de la cocaína) y podría servir de “puente” para la iniciación en otras sustancias más peligrosas.