La cantidad y la variedad de aves que habitan, anidan o recalan en una ciudad en sus trayectos migratorios se emplea como parámetro para conocer la calidad medioambiental del territorio. En Pontevedra, en los últimos ocho años se han contabilizado 127 especies de aves, 28 de ellas de paso ocasional. Sólo en el año 2008 el total de especies detectadas fue 93.

Estas cifras son, según los expertos, “extraordinariamente altas”, lo que viene a incidir en la gran calidad de vida de la ciudad.

El Concello encargó este estudio hace un año a la Consultora de Desenvolvemento Sostible “Habitaq”. Su portavoz, Xabier Pumariño, presentó ayer el trabajo acompañado del concejal de Medio Ambiente Urbano, Raimundo González Carballo.

En peligro

Además de la cantidad y variedad de especies detectadas -explicó Pumariño- la presencia de algunas aves es especialmente relevante. Algunas de ellas están en peligro de extinción en el continente europeo. Entre éstas, el carricerín cejudo, que anida en la marisma de Alba, la agachadiza o el mazarico. Esta xunqueira y las orillas de los ríos Os Gafos y Lérez representan el ecosistema preferido por las aves y son además donde más poblaciones se concentran en el territorio urbano.

También en los ambientes urbanos se han avistado una importante variedad de especies, entre ellas la gaviota patiamarilla, que además de la ciudad de Pontevedra recala con preferencia en las islas Cíes. De esta especie se han detectado hasta 60 parejas reproductoras en la capital, con una media de 1,7 pollos por nido.

El avistamiento de las aves objeto de estudio se ha realizado tanto a pie de campo, con prismáticos y telescopios terrestres, como a través de cámaras de observación fijas, instaladas en la azotea del edificio As Torres, desde el que se observa la mayor parte de los tejados de la ciudad.

Según los datos recogidos en el informe de “Habitaq”, Pontevedra figura en una de las posiciones más “privilegiadas” de Galicia e incluso de todo el Estado español, tanto en especies oriundas como en hibernantes u ocasionales.

Cuantificar las aves, conocerlas y delimitar sus hábitats permite conocer en qué lugares del municipio el medio ambiente está en mejores condiciones. Como es lógico, en Pontevedra son los espacios naturales los más privilegiados en este sentido, pero también el centro histórico se ha revelado como un hábitat escogido por las especies más urbanas.

Se han contabilizado así una media de 107 palomas por kilómetro cuadrado en el centro de la ciudad, lo que da idea de su abundancia. En cuanto a los estorninos, había el pasado año más de 35.000 en la ciudad y los datos reflejan la presencia de al menos 520 urracas.

El estudio pudo constatar que el pasado año treinta y tres especies estuvieron todo el año en Pontevedra y un número similar se detuvieron en la ciudad en su período reproductor.