No hay vida sin agua, un tesoro indispensable para la vida humana. El agua es un bien común, con un valor que debe ser conocido por todos. Cada persona tiene el deber de ahorrarla y usarla con cuidado. Son algunos de los principios que recoge la Carta Europea del Agua de 1968 y que trata de divulgar el Centro de Interpretación da Auga, creado por el Concello en el depósito de Lérez.

El tanque construido en 1928 por el arquitecto Alejandro Rodríguez Sesmeros, y que hoy sigue abasteciendo a una parte de la ciudad, hace acopio de unos 6.000 metros cúbicos, tratada y depurada previamente en la Estación de Tratamiento de Agua Potable. Pero el depósito tiene una construcción anexa, que en otros tiempos sirvió como vivienda del guarda de la instalación y que ahora el Concello ha convertido en un museo didáctico. En él se pretenden explicar los ciclos y la importancia del agua en la vida diaria.

La musealización de este depósito de Lérez se ha realizado con una inversión de 150.000 euros, financiados en un 82 por ciento por el plan Proder de la Unión Europea.

El Centro de Interpretación da Auga está a punto de ser concluido y por él pasarán los alumnos de todos los ciclos y colegios de Pontevedra, para que los ciudadanos de mañana se conciencien de lo que cuesta y de lo importante que es ahorrar y proteger el agua. “Un xesto que agora nos parece tan normal como abrir o grifo e que saia auga, hai só 40 anos non era tan doado, moita xente non tiña acceso á auga corrente, había épocas de escasez e isto ocasionaba non só unha incomodidade na vida diaria senón tamén epidemias”, explica María Martín, directora de la empresa Citania Arqueoloxía, que ha organizado este museo didáctico.

La visita al Centro de Interpretación da Auga ofrece un repaso a la historia de la relación de Pontevedra con uno de los elementos que más la definen y la identifican en la tradición. “Pontevedra é boa vila e da de beber a quen pasa”, dice el aforismo.

Los franciscanos fueron los primeros en canalizar el agua en Pontevedra, desde la fuente de Moldes hasta su convento, en el año 1420. Así inician los paneles informativos el repaso a la historia en las salas del museo. En 1424 los religiosos derivarían otro tubo para abastecer el convento de Santa Clara.

Uno de los principales referentes de Pontevedra y su relación con el agua fue la fuente de A_Ferrería, sufragada en 1537 por Carlos V. Las obras concluirían quince años después.

Los paneles de la exposición, creados en acuarios, narran muchos otro hitos de la historia del agua en Pontevedra, como la creación del oficio de “fontanero de la villa” en 1704, o que la primera vivienda que contó con traída fue la de Méndez Núñez. Otro hecho destacable fue la comercialización a principios del siglo XX del agua mineral “Aguas del Lérez” por Casimiro Gómez y su balneario-planta de embotellamiento en las orillas del río.

“¿A ver si distingues un trago de agua mineral de otro de la traída?”

El museo del agua de Lérez está especialmente dirigido a los niños y por eso cuenta en su recorrido con varios juegos. Se trata no sólo de concienciar a los pequeños en el cuidado del agua, sino también enseñarles cuáles son los principales procesos para que el agua llegue en buen estado al grifo de su casa. A lo largo de la exposición se incluyen reclamos como una fuente que gotea constantemente con un grifo que no funciona, para ver cuántos chavales tienen la iniciativa de cerrarlo, o una degustación de dos tragos de agua extraída de un depósito idéntico, en el que se invita a los visitantes a tratar de descubrir cuál procede de la traída y cuál es agua mineral. En la exposición se explica también que el agua del grifo es idónea para el consumo, ya que ha pasado por más controles sanitarios que el agua mineral.