Dionisio Rodríguez Oseira lleva casi 20 años ligado al sector vitivinícola del Rías Baixas, casi todo vinculado directa o indirectamente al municipio de Meaño, y es hoy por hoy uno de los grandes conocedores de la denominación de esta denominación de origen. De un tiempo a esta parte su vida transcurre a caballo entre Galicia y Portugal, dada su posición como director del grupo Sogevinus en Portugal que, con las prestigiosas bodegas Calem y tres más, es uno de los gigantes del sector en el país luso. Oseira Rodríguez dirige a la vez el grupo Vinum Terrae que incluye las bodegas de albariño Agnusdei, de Simes (Meaño).

-Las bodegas Agnusdei nacen en 2001 pero son absorbidas hace tres años por el grupo Vinum Terrae.

-Es un grupo participado en un 90 por ciento por Caixanova y que soporta dos proyectos, uno es este de Agnusdei en la denominación de origen Rías Baixas, y otro el de Tierra Adentro en la Ribera del Duero. A su vez el grupo vitivinóicola se enmarca dentro de la corporación Sogevinus, un holding que pertenece a Caixanova al cien por cien y que cuenta en Portugal con cuatro bodegas del vino de Oporto, Calem, Barros, Burmester y Kopke, que hacen de esta corporación el tercer grupo vitícola luso, con una tradición de siglos pues elabora vino desde 1638, y hoy alcanza una producción de casi catorce millones de botellas.

-Bodega joven pero ya con premios en sus caldos.

-Sí, aunque nuestra prioridad no es estar en certámenes. El Terra Firme acaba de ser valorado por la revista Gourmet, una de las más prestigiosas del país, como mejor blanco de España en 2007, y el Agnusdei ha sido reconocido dentro de los cien mejores vinos de Europa en relación calidad/precio, un hecho que nos da proyección en el mercado norteamericano. También el Agnusdei cosechó en 2002 con su primera añada el segundo premio la fiesta del albariño en Cambados.

-¿Se nota el efecto de la crisis en el sector vitivinícola?

-Todos los sectores se resienten y el nuestro no es una excepción. La exportación es donde más se empieza a notar. Mercados tradicionalmente consumidores de vino como el Reino Unido, Estados Unidos, Canadá o Alemania se resienten y en ellos percibimos un poco ese parón, sobre todo desde el verano.

-¿Es acusado ya el descenso de las ventas?

-De momento acusado no, en parte porque creo que todavía no se está traduciendo en la economía real la dimensión de los problemas financieros que existen a nivel global, y además porque las cifras a estas alturas de año se maquillan un tanto con la llegada de la navidad que son fechas donde siempre hay un repunte de ventas, que ayuda a mejorar los resultados.

-¿Puede haber movimientos, como absorciones, quiebras y venta de bodegas?

-Cuando hay dificultades siempre hay oportunidades. En este sentido, la crisis lo que puede es acelerar procesos, máxime en una denominación como Rías Baixas donde el sector está muy atomizado, con bodegas pequeñas que pueden verse un poco más obligadas a fusiones, absorciones y demás ante una situación como la actual. Ejemplo de esta atomización es que nosotros en Portugal con una sola bodega como Calem hacemos una vendimia casi tan grande como las 180 bodegas de la denominación de origen Rías Baixas.