"Verdades soportables o tolerables, pero nunca mentir". Ésta es una de las principales máximas con las que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aborda la comunicación de los diagnósticos a los pacientes terminales y sus allegados. Unas situaciones que se dan a diario en los grandes centros hospitalarios y que requieren una formación específica para aquellos facultativos que la tienen que poner en práctica. Para avanzar en ella la Universidad de Santiago llevó a cabo ayer, para un grupo de 40 médicos en Montecelo, el curso titulado "Cómo transmitir malas noticias al enfermo y a sus familiares".

El simposio se desarrolló en el recinto sanitario pontevedrés dirigido por el catedrático de Psicología Clínica Domingo Esteban Gómez. A lo largo de seis horas un total de cinco ponentes asesoraron a sus colegas sobre cómo afrontar un trance que resulta complicado al profesional, mientras que para el afectado puede convertirse en el peor momento de su existencia.

Todos los conferenciantes coincidieron en señalar la necesidad "empática" con el interlocutor, así como de informar tan sólo de aquello para lo que está preparado este último. "Si se miente se quiebra la confianza con el médico", apuntaban, al tiempo que detallaban que todos los datos sólo se aportarían a "aquellos enfermos que lo soliciten explícitamente".

Entre todos los puntos estudiados, se recalcó la "importancia" que tiene para el enfermo el modo de comunicarle su dolencia. "Un estudio demostró que aquellos pacientes que pasaban por la última fase de su enfermedad vivían hasta dos meses más si recibían de un modo más adecuado la noticia y tenían una mayor interacción con el personal hospitalario", puntualizaron.