Primer día para Isabel Crespo tras su desahucio. Ayer regresó a la vivienda para recoger sus pertenencias con el permiso del nuevo propietario. Tras la turbulenta jornada del martes esta pontevedresa y su hija de 13 años afrontan su vida fuera del domicilio del que fueron desahuciadas en medio de un amplio dispositivo policial. Pagando aún la hipoteca, pero obligada a marcharse por deudas contraídas por su ex pareja, ahora proseguirá con sus protestas para reclamar lo que considera suyo. Mientras tanto, el nuevo propietario del inmueble, ubicado en Rosalía de Castro, se muestra "compungido y apenado" por un drama que le toca de rebote. Así ha facilitado a la ya antigua dueña la posibilidad de permanecer en el piso de forma temporal, guardándole también sus pertenencias.

Isabel Crespo se siente "muy agradecida" ante la actitud del que finalmente resultó comprador de la vivienda. "Cuando vio todo lo que me estaba pasando trató de que pasase todo esto de la manera más agradable posible", indica. No obstante, pese a todo, cree que no pasará una noche más allí. "Me pongo enferma aquí", lamenta. De hecho, la noche del martes al miércoles la pasó junto a su hermana y su padre que residen justo debajo de esa casa. Allí llegó tras salir del hospital de Montecelo, de donde se fue con un brazo en cabestrillo por las heridas con el forcejeo con los agentes. La intención de la afectada es iniciar una campaña de protestas ante la Audiencia donde se tramitó todo su caso y que terminó con resultado de desahucio. Se plantea una acampada o incluso una huelga de hambre, como ya anunció tras ser sacada a la fuerza de su casa, en donde incluso se encadenó a la barandilla del balón. Su propósito es lograr la mayor repercusión posible para dar la vuelta a lo que considera un agravio sin apenas explicación.

"Me gustaría que esto llegase a oídos de alguien con autoridad y que tenga poder para poder reabrir este caso", relata. Asegura que, tan pronto como termine de recoger la ropa (los muebles por ahora quedarán en el piso intervenido) iniciará su protesta ante esas dependencias judiciales.

"Quiero que alguien se haga cargo de esta situación, que alguien lo arregle porque a mí me lo han quitado todo. Nos han desposeído de presente y futuro", sostiene. Además, argumenta su idea de instalarse en el edificio judicial: "Aquí se han saltado leyes, no han contestado a formalismos judiciales que hemos presentado y lo que no voy a hacer es quedarme de brazos cruzados. No voy a estar esperando a que alguien me solucione esto mientras yo me quedo debajo de un puente". "Tengo que seguir para adelante, luchando", añade.

La actual situación a la que se enfrenta Isabel viene originada por una serie de deudas que contrajo su ex compañero sentimental, del que se separó de hecho en 2002. Debido al régimen de gananciales en 2004 la mujer recibió una notificación en la que se le informaba de esas obligaciones económicas. Posteriormente, y según la afectada, el abogado del marido supuestamente habría ocultado las sucesivas comunicaciones que iba recibiendo de la causa hasta que se encontró con su vivienda embargada y vendida a un promotor