Johnny Winter, dicen sus incondicionales, es como el buen vino: mejora con los años y eso que en 1969, con tan solo un disco editado, llegaba ya al festival de Woodstock como la gran superestrella del blues que es. En estos casi cuarenta años no ha perdido -él asegura que a pesar de sus achaques está en su mejor momento- y ayer convirtió A Ferrería en escenario del mejor blues.

El tejano llegó a la ciudad del Lérez de mañana y tras un largo viaje desde Cantabria. Su frágil salud le obligó a descansar durante toda la jornada y sólo salió del hotel para dirigirse al escenario. Incluso adelantó la actuación (intercambiando el orden con Scottt Mckeon) para partir de nuevo de viaje.

La organización vivió una tarde de nervios por la amenaza de lluvia. "Esperamos que la cosa no vaya a más, nos parece sorprendente que ni una sola de las predicciones dijese que iba a llover hoy pero de todos modos aguantaremos lo máximo posible", advertía el director del festival horas antes del concierto. Y es que en caso de suspenderse habría sido imposible incluir una nueva cita en la apretada agenda de Winter, que incluye en su gira española 2008 a menos de una decena de ciudades.

Aficionados al blues se reunieron momentos antes de la actuación en la plaza de A Ferrería, abarrotada para su gran cita con el gigante blanco del blues. El albino de Texas (en donde nació en 1944) salió con su guitarra al escenario para demostrar por qué lo admiran Bob Dylan o Keith Richards. Y lo que es mejor, jura que va a seguir así "hasta que me muera". Al cambiar el orden, tras Winter actuó el jovencísimo Scott McKeon, británico cuyos modos rememoraron el Chicago Blues de los cincuenta.

El siguiente invitado al Festival de Jazz de Pontevedra será esta noche (a partir de las 22.30 horas) otra figura de excepción Kenny Barron, uno de los mejores pianistas de jazz de todos los tiempos, nominado nueve veces a los premios Grammy.