Contaban las abuelas de Marcón a sus nietas que, si aspiraban a realizar una buena boda, "ao alto do Outeiro debes subir". De cumplirse la tradición, los miles de vecinos que en los últimos años han participado en la Festa Popular da Fracha disfrutarán de un matrimonio longevo y feliz.

Es el caso de los 675 comensales que ayer se dieron cita en el área recreativa de Outeiro Navio. De camino, pudieron contemplar las vistas espectaculares sobre la ría de Pontevedra.

Este emplazamiento privilegiado de la fiesta no sólo agrada la vista de los asistentes sino que sirve para potenciar la ruta de senderismo llamada "Entre rías", un itinerario catalogado por la Xunta que se inicia en Ponte Sampaio, concluye en el monasterio de Lérez y que discurre por el monte de A Fracha.

La celebración arrancó con un oficio religioso solemne, al que siguió el homenaje al ex párroco de Marcón Olimpio Garea Botana. Éste excusó su asistencia por razones de salud (se recupera actualmente de un accidente) y fue representado por el actual párroco de Marcón, José Lorenzo González.

Una parroquia agradecida

Lorenzo González destacó que su homólogo "fue sacerdote en Marcón durante alrededor de quince años y transcurrido tanto tiempo desde su estancia en esta parroquia que los vecinos recuerden su caridad y la homenajeen dice mucho de él pero también de Marcón, se nota que es un pueblo agradecido y, por tanto, bien nacido".

José Lorenzo González recibió la placa conmemorativa del homenaje de manos del presidente de la asociación "San Miguel", Manuel Mariño Regueira.

Asimismo, los asistentes también tuvieron un emocionado recuerdo para Manuel Domínguez Doval (O Máquina), un vecino que participó durante 32 años en la organización de las fiestas de la parroquia de Marcón y que está actualmente hospitalizado por una grave enfermedad.

La organización de la fiesta entregó a su familia una placa en agradecimiento por el trabajo durante más de tres décadas de Domínguez Doval.

Finalizados los homenajes, dio comienzo una sesión musical que protagonizaron la orquesta Marbella y la charanga Charandonga.

La música sirvió de anticipo y, posteriormente, de banda sonora del almuerzo campestre, que se celebró bajo una carpa. Los comensales pudieron degustar un menú a base de empanada, churrasco, criollo, pan, vino, rosca y café.