Una lenta caravana compuesta por más de medio centenar de vehículos discurrió ayer por la Nacional 550 entre Santiago y Vigo. Se trataba de integrantes y simpatizantes de la Plataforma "Salva o tren" que, con esta peculiar marcha quisieron reivindicar que se mantenga el servicio de cercanías en el eje atlántico ferroviario y que no se cierren las estaciones de pequeñas localidades.

Es el caso de Portas, en donde el próximo día 21 está previsto que entre en funcionamiento una nueva variante de la línea férrea entre este lugar y Vilagarcía. Una infraestructura construida para dar servicio al AVE y que utilizarán el resto de líneas ferroviarias que unirán Vigo y A Coruña. Este ramal discurre por un nuevo trazado que se aparta de la localidad de Portas, quedando la antigua línea en desuso y, por lo tanto, desapareciendo la estación que existe en el municipio.

Fernando Gómez, portavoz de la Plataforma explica que "a los vecinos de Portas no nos interesa cuando va a llegar el AVE a Galicia, sino qué vamos a hacer el día 21 para ir a Pontevedra o a Santiago a estudiar o a nuestros puestos de trabajo". Aseguran que la única solución que les dejan es el coche y por eso ayer quisieron trasladar a su protesta a la carretera. Cuando se está hablando de potenciar el transporte público, estos vecinos se quejan de que a ellos les quiten la única alternativa que tenían, ya que las líneas de autobús son bastante deficientes.

Desde la Plataforma advierten que ya han desaparecido numerosas estaciones entre Santiago y A Coruña, donde la línea de Alta Velocidad está muy avanzada. Advierten que ahora le toca a Portas, pero que pronto afectará a poblaciones en donde se comienzan a ejecutar las obras, en el tramo entre Vilagarcía y Padrón, o entre Pontevedra y Vigo. Asegura que Fomento sólo asegura las estaciones de las grandes ciudades, otra en Ordes y que incluso la de Vilagarcía está en el aire.

Su nueva protesta (en ocasiones anteriores ya colapsaron las taquillas de varias estaciones pagando los billetes de tren con monedas de céntimo) partió de Milladoiro a las 11,00 en forma de una lenta procesión automovilística que formó grandes caravanas.Según Fernando Gómez, llegaron a ser de kilómetro y medio, incluso de dos kilómetros. Aseguran que conducían sus coches a la mitad del límite de velocidad permitido en cada tramo de carretera, que es lo que está autorizado. Siempre controlados por la Guardia Civil de Tráfico, la marcha transcurrió sin problemas hasta Caldas, en donde los agentes de Tráfico comenzaron a parar a integrantes de la caravana para tomarles los datos. Incluso se montó un control en la entrada de Pontevedra, en Cerponzóns. Los manifestantes dicen no entender "el acoso" de Tráfico que, dicen, continuó hasta Vigo, ya que contaban con el permiso de la Subdelegación. En la estación viguesa se leyó un manifiesto.