Las críticas vertidas en los últimos días por el alcalde de Poio contra la Subdelegación del Gobierno a raíz de su actuación en los disturbios ocurridos el martes tras el pleno municipal han dado resultado. Luciano Sobral apenas tuvo que esperar unos días para ser recibido por Delfín Fernández, al que había solicitado una entrevista para transmitirle su malestar por la "falta de previsión" de este organismo a la hora de hacer frente al capítulo violento vivido hace una semana.

El subdelegado del Gobierno convocó ayer al regidor municipal para explicarle la actuación realizada por las fuerzas y cuerpos de seguridad y ponerle al corriente del protocolo en marcha para exigir responsabilidades por alteración del orden público. Por su parte el alcalde le comunicó su malestar por el escaso número de efectivos desplegados para "protexer e disuadir" a la "masa enfurecida" congregada ante el consistorio, al tiempo que le recriminó la caída de la vigilancia policial en el poblado chabolista que, desde su punto de vista, es "visible" de un tiempo a esta parte.

Aprovechó el encuentro Sobral para reclamar más efectivos de la Policía Local en el municipio y más control de la Guardia Civil especialmente durante las noches, debido a los últimos robos sucedidos.

El regidor se vio obligado a aplazar para hoy su entrevista con los representantes de Caritel que se oponen a la llegada al vecindario de tres familias de O Vao.