El depósito de "cadáveres" del Concello de Ourense, dicho esto en términos inmobiliarios, integrado por una lista de edificios públicos cerrados o desmantelados por falta de uso, tiene en la plaza de abastos de A Ponte una de sus más difíciles herencias.

La idea de reconvertir el obsoleto mercado pontino en una réplica del mercado de San Miguel de Madrid, en el que la regeneración urbanística del edificio iría seguida de la doble vertiente de venta de productos frescos, acompañada por la degustación en el mismo lugar, y otras ofertas de ocio y cultural paralelas era el proyecto mimado del anterior bipartito.

Pero la ilusión inicial fue desvaneciéndose cuando el primer concurso quedó desierto, hubo luego un segundo con una rebaja de canon y los empresarios de todo tipo que pasaban por la zona daban la espalda a un mercado con solo ocho puestos de venta, y que hay que "vestir" de arriba a abajo, pues no tiene instalada ningún tipo de infraestructura interior.

Para algunos eran el canon la traba, pero se rebajó, y ni los 50.000 euros anuales convencieron a nadie. Tampoco convencía a algunos la obligación de abrir los siete días de la semana y un mínimo de 16 horas al día para hacerse con la gestión privada de este servicio de mercado de abastos municipal.

Ni los estudios técnicos municipales han conseguido dar con la solución, ni el Concello ha vuelto a hablar del tema. Ahora los vecinos piden que, al menos, se dedique el edificio a servicios municipales, sociales o incluso sanitarios.