El docente e inspector educativo jubilado Daniel Barata Quintas (Rairiz de Veiga, 1943) recibirá este año el homenaje unánime del profesorado ourensano por su trayectoria. El sindicato independiente ANPE lo ha nombrado "Docente Ejemplar 2018", lo que lo convierte en el décimo maestro jubilado que recibe este reconocimiento. "Es una distinción reciente que tiene muy buena acogida en el mundo docente", explica el propio Barata Quintas, que ayer se declaraba "feliz" de haber sido propuesto y ratificado por un jurado formado por docentes de las diferentes etapas educativas, directores de centros de la provincia, inspectores y representantes de la Universidad.
El presidente de ANPE, José Manuel Fernández, señaló que todos los asistentes destacaron de Barata su "talante" y una vida entera dedicada a la educación: "Ha sido siempre una persona cercana, y más un mediador que un inspector en la resolución de conflictos", señaló. Tratándose de un reconocimiento que se materializa en el mes de octubre (previsiblemente el día 20) pero que se falla la víspera del Día das Letras Galegas, ANPE destaca también a un docente que haya defendido la lengua y la cultura de Galicia. En el caso de Daniel Barata, explica Fernández, "ha sido un defensor de la lengua gallega, de su aprendizaje con un espíritu abierto, desde el cariño y jamás desde la imposición".
No es el primer inspector educativo que recibe este premio. En 2009 fue reconocida como docente ejemplar Fernanda Valcárcel Pestaña, que fue inspectora. Antes que Daniel Barata fueron reconocidos Fernando Fernández Almuíña, Manuel Souto Cacabelos, Miguel Barreto Quiroga, Manuel Bermúdez Couso, la citada Fernanda Valcárcel, Agustín Madarnás González, Antonio Marbán Vázquez, Camila Loureiro Blanco y Gonzalo Iglesias Sueiro.
Daniel Barata fue el primero de su promoción en las oposiciones de Magisterio de 1963 y en diciembre de ese mismo año se incorporó como docente a la Campaña de Alfabetización de adultos, en la que participó durante años en diferentes destinos. Recuerda ese inicio como algo "extraño" pero "muy bonito", porque daba respuesta a una necesidad tan básica como aprender a leer y escribir. "Les enseñábamos a firmar", recuerda. También la "singularidad" que supuso ser coordinador y profesor en el cuartel de San Francisco, al que muchos de los soldados que llegaban eran analfabetos. Esta etapa reforzó, reconoce, su compromiso con la sociedad y su implicación política. Ostentó diversos cargos públicos y llegó a ser conselleiro de Cultura con Fraga.
También fue orientador escolar y no se ha desvinculado del todo pues mantiene un puesto en el Consello Escolar de Galicia y es miembro del Consello Social de la UVigo. Respecto al conflicto educativo actual se muestra contrario a la sucesión de reformas derivadas de los cambios de gobierno y apuesta por una ley de "consenso" que "escuche a toda la comunidad educativa".
