El negativo a sangre humana en una funda de trabajo y varias muestras del coche de los policías gemelos investigados por la muerte de un compañero, así como la inexistencia de ADN de los imputados en la pistola -el cálculo de probabilidades lo descarta-, harán que la Fiscalía se exprese a favor de que se rebajen las medidas cautelares contra Roi y Bernardo D. L., obligados a comparecer cada día en el juzgado -sea domingo o festivo- desde el 23 de enero, tras quedar en libertad provisional. La defensa solicita revocar esa medida así como anular la fianza de 60.000 euros para cada uno (pusieron pisos en garantía). El abogado, Neil González, también interesa la devolución del Volvo XC90, que permanece precintado desde las detenciones. A corto plazo, el letrado pedirá el archivo.

La magistrada Eva Armesto, que investiga desde 2016 la muerte de Celso B. A. en un despacho de la comisaría -murió de un disparo en la cabeza, con una de las seis armas robadas en el búnker-, ha declarado la complejidad de la causa para ampliar el plazo de instrucción. Está a la espera de varios informes periciales con los que acreditar si el agente fue víctima de un crimen, o bien si la muerte fue suicida.

Uno de los indicios que llevó a dudar de un fallecimiento autoinfligido fue que la pistola HK USP compact de la que salió la bala fatal estaba sin cargador y con la recámara abierta. Un primer informe, de agosto de 2017, de la Brigada de Delitos contra las Personas de la Comisaría General de la Policía Judicial apuntaba como hipótesis más probable al suicidio, concluyendo que la recámara podría quedar abierta durante un empuñamiento forzado del arma para un suicidio.

La magistrada, que descartó ese informe policial que venía sin firma identificativa de los peritos, ha pedido otro para que se determine si efectivamente es posible que la corredera de la pistola quedara hacia atrás, abierta, tras un tiro autoinfligido. El abogado de Roi y Bernardo quiere que los expertos expresen si un arma puede terminar en ese estado en el supuesto de un empuñamiento a dos manos de un suicida para asegurar el disparo.

Eva Armesto vio indicios de homicidio por la supuesta manipulación del arma de la muerte, la distancia del disparo -que no fue a bocajarro pero sí inferior a 6 centímetros y no se descarta que a 2, subraya la defensa- la trayectoria descendente de la bala, la aparición de ADN ajeno a la víctima en el arma -que el laboratorio descarta que sea de los gemelos-, así como la falta de heridas de caída en el cuerpo -la Guardia Civil cree que estaba sentado-, entre otros.