150 pequeños investigadores y 77 grandes ideas bajo la carpa de la ciencia. Durante tres días, más de 2.000 personas, la mayoría escolares de toda Galicia, visitarán en la Tecnópole la feria Galiciencia, que desde esta edición se celebrará en primavera. Las puertas se abrieron a las 10.00 horas con los jóvenes científicos preparados para presentar sus propuestas relatando, paso a paso, como surgió la idea, cuál fue la hipótesis de partida, qué materiales y medios utilizaron en el proceso y cuáles fueron sus conclusiones. Los visitantes, entre ellos profesores y miembros del jurado que evaluará los proyectos, escuchan con atención, tocan, prueban, preguntan y, sobre todo, reflexionan.
Y este año más que nunca porque el cambio climático, tema central de las actividades paralelas que acompañan a la Galiciencia, también es protagonista en los stands de la feria. Muchos de los proyectos han tenido en cuenta las causas y consecuencias del calentamiento global y el efecto invernadero y los estudiantes han trasladado sus inquietudes y soluciones a los trabajos desarrollados en las aulas.
En total, son 77 proyectos de 30 centros educativos de Galicia y Barcelona, de los que 50 son propuestas de Secundaria y Bachillerato que compiten por el premio final, y 27 de Primaria que se exponen fuera de concurso. La delegación más numerosa procede de Pontevedra, con 32 equipos, seguida de Ourense, con 29, A Coruña con nueve y Lugo con cinco. Barcelona presenta dos proyectos.
Brais y David, del colegio Marcote de Vigo, reprodujeron a través de un experimento el deshielo en el Ártico y la Antártida demostrando como el efecto invernadero acelera esta proceso. Milena y Uxía, del CPI Mosteiro-Meis (Pontevedra), sondearon la percepción que sus compañeros tienen del cambio climático y diseñaron una campaña divulgativa y un plan de acción para reducir la emisión de gases de efecto invernadero en su municipio.
Alberto y Diego, del IES de Ribadeo Dionisio Gamallo (Lugo) tomaron como referencia los datos de una estación meteorológica para estudiar los cambios del clima en su localidad en los últimos 60 años, y en el IES David Buján de Cambre (A Coruña) los alumnos Tristán y Yago presentan una app que han diseñado para observar, a lo largo de varios años, el efecto del cambio climático en la flora de la península.
Entre los proyectos desarrollados por los jóvenes para minimizar el impacto del calentamiento global surgen ideas como la de Adrián y Manuel, del IES A Xunqueira II, de Pontevedra, que diseñaron un prototipo para recargar las baterías de los móviles con energía solar. En las Aulas Tecnópole, los alumnos Nuria y Jose investigaron la luminiscencia y comprobaron que es la fuente de luz más accesible y sostenible que existe, por lo que proponen la linterna quimioluminiscente para evitar la contaminación de las pilas. Iago y Xián, del colegio Divino Maestro de Ourense, utilizaron ruedas de carretas, cuerdas, un 'frisbee' como volante y el asiento de coche de un bebé para crear un kart eléctrico con pedales en el que un taladro conectado a una rueda trasera transmite la fuerza de rotación.
El desastre medioambiental provocado por los incendios forestales también ha dado mucho que pensar a los estudiantes. Esther y Lucía, de las Aulas Científico-Tecnológicas Isidro Parga Pondal de Ponteceso (A Coruña), idearon un sistema para reducir e incluso prevenir el fuego. Tras determinar las condiciones de humedad, viento y temperatura que deben producirse para que salte la llama, diseñaron una estación meteorológica electrónica que lanza una alerta cuando registra estos indicadores. "Emite una señal a una central que movilizaría a los medios tanto para aumentar la vigilancia en ese territorio como para apagar el incendio antes de que se propague", señalan las alumnas, que ya están pensando en perfeccionar la estación con una veleta que indique también la dirección del viento.
Por si todo falla y, finalmente la vida del planeta llega a extinguirse, Raquel y Xiana Yanyuan, del IES Xunqueira II de Pontevedra, han planificado la misión MM17 de evacuación a Marte, el planeta que, concluyeron, presenta características "compatibles con nuestra supervivencia". Diseñaron la cúpula bajo la que se asentarían las ciudades y el vehículo que se emplearía para arar el terreno y cultivar vegetales. Tienen muy claro que "no volveríamos a cometer los mismos errores" y han diseñado la declaración de derechos para un nuevo planeta en la que el uso racional y sostenible de los recursos será un principio inquebrantable.
Estos son solo algunos de los muchos proyectos que alberga la Galiciencia, en la que también se ha colado la mayéutica de Sócrates, aplicada por alumnas del colegio Josefinas de Ourense al aprendizaje de las ciencias a través de una conversación de Whatsapp.
