La familia no solo no sabe quién mató a Socorro Pérez el 2 de mayo de 2015, mientras hacía deporte, sino tampoco qué le pasó ni el porqué, más allá de las sospechas compartidas por la Policía sobre un homicidio con un posible móvil de agresión sexual. Transcurrió más de un mes hasta que fue localizado el cuerpo sin vida de la ourensana de 43 años, muy deteriorado tras un mes a la intemperie. Ayer se cumplieron 3 años del crimen, que sigue sin resolverse, aunque el caso permanece abierto tanto a nivel policial como judicial. Los familiares hicieron un homenaje a la ourensana en el lugar del alto do Seminario, junto a la urbanización Mun di Deu, donde fue asesinada. El primo y portavoz de la familia, Jesús Pérez, declaró que los allegados "nos sentimos abandonados por las instituciones judiciales y policiales". Además, tanto él como otra prima, Paula Rodríguez, lamentan que la trama de la comisaría pudiera haber afectado a la investigación.

Uno de los imputados por la muerte de un compañero era en aquel momento el jefe del SAF, el grupo de Policía Judicial que lideraba las pesquisas cuando solo se sabía por aquel entonces que estaba desaparecida. "Todos sabemos qué pasó en la comisaría, que pudo tener trascendencia", dijo Jesús Pérez. "Este crimen coincidió con una situación complicada de la comisaría y unos años difíciles", expresó también la prima. La Policía Nacional en Ourense asegura que, con independencia de las sospechas sobre la crisis interna, en el caso de Socorro se trabajó.

"Durante esos 34 días de la desaparición no se hicieron las cosas bien, faltó celo", reiteró el portavoz. La familia había dejado claro a la comisaría que una marcha voluntaria o un suicidio no encajaban con Socorro, que carecía de problemas económicos, familiares y sentimentales. Desde que apareció el cuerpo sin vida de la víctima "tardaron 15 o 20 días en venir especialistas de Madrid a Ourense. La comisaría tendría que hacer autocrítica". La familia censura que, en su opinión, existan víctimas "de primera y de segunda. Pedimos el mismo trato, trabajo, apoyo logístico y celo que para esclarecer otras desapariciones y otros crímenes que están en la mente de todos".

La Policía descartó el crimen como hipótesis más probable al principio y, siguiendo un testimonio, volcó la búsqueda de la mujer en el entorno del río Miño. El hombre que dijo haberla visto la tarde de su desaparición, en Vistahermosa, de regreso al barrio de O Couto, aseguró semanas después que se había equivocado de fecha.

Socorro Pérez salió a hacer deporte la tarde del sábado de 2 mayo de 2015. Su cuerpo fue localizado el 6 de junio. El homicida la agredió sexualmente, según la hipótesis principal de la Policía, y la golpeó con una piedra en la cabeza, traumatismo que causó su muerte. El asaltante cubrió el cuerpo de la ourensana con hojas y maleza. Los investigadores creen que el homicida y agresor sexual fue un extraño que la atacó tras verla correr.

La Policía no encontró ADN que apuntara a quién mató a Socorro. Los investigadores han rastreado bases de datos de agresores sexuales y también han examinado miles de comunicaciones telefónicas de la zona -en la urbanización próxima al crimen están las torres repetidoras-, pero por ahora no ha bastado para cercar al sospechoso. La comisaría mantiene que "la policía sigue trabajando y tiene nuevas líneas de investigación. Por nuestra parte descartamos el archivo". El magistrado del juzgado de Instrucción 2, Luis Doval, mantiene el secreto de sumario y abiertas las diligencias por el delito de homicidio y la posible agresión sexual. El juez está a la espera de nuevos informes de los investigadores antes de pronunciarse sobre si continúa las pesquisas o decreta el archivo provisional.

"Cada día, mes y año que pasa es una tortura para la familia. Queremos que el caso se resuelva pero estamos como el primer día", lamentó el portavoz.

Paula Rodríguez lamentó la falta de diligencias tras la desaparición, en una primera fase de la investigación donde las primeras horas "son las más importantes", y en la que según la familia se tardó en contactar con posibles testigos, o en analizar desde ese instante inicial el teléfono de la víctima. "Ese domingo el móvil es quedó en casa y no se llamó a ninguna puerta". Sin embargo, como ya manifestó a este periódico hace unos días, que el secreto de sumario se mantenga le permite albergar "una pequeña esperanza de poder encontrar algún día a la persona que lo hizo". La falta de noticias y razones del crimen "es bastante desesperante. Yo me he enterado por más cosas por los periódicos que por la propia Policía, y eso no es agradable".

Paula recuerda que "a Socorro la mataron y la persona que lo hizo sigue en la calle. Sería bueno para todos saber quién fue. Yo, que soy mujer y con todo lo que está pasando, te haces un montón de preguntas: ¿La mataron porque conocía a la persona? Yo, que soy mujer, ¿qué haría, cuál sería la mejor salida? Estaría muy bien que supiésemos quién fue, y a mí me queda una pequeña esperanza". La prima confía al menos en que los investigadores "estén ahí" para aprovechar cualquier "paso en falso". Entre la esperanza y la desazón -"es muy fácil matar", lamenta- Rodríguez desea una resolución del crimen más grave sin resolver en Ourense.