Es un emblema del urbanismo de la ciudad de Ourense, pero que necesitaba mejoras. Cuando llueve con intensidad se forman balsas de agua. Las aceras son estrechas. Los vehículos abusan del ancho del carril en sentido A Ponte para poder adelantar. El peatón percibe cómo se mueve la estructura (es seguro). La iluminación, mejorable, apunta en otra dirección y no realza el diseño modernista, que recuerda a Gustave Eiffel. El Puente Nuevo de Ourense cumple un siglo justo este año -la primera piedra se colocó en 1910 y el paso se inauguró en junio de 1918-. Una empresa trabaja desde esta semana para lavarle la cara.

La empresa de trabajos verticales Hermanos Caride, con sede en Ourense, se encarga de la limpieza integral de la sillería de la piedra centenaria. Los operarios pensaban iniciar esta pasada noche el adecentamiento de las piedras que miran al río Miño, además de los pilares. Los bloques que miran al interior de la calzada ya lucen mejor.

La reforma corre a cargo del Ministerio de Fomento y forma parte de una serie de mejoras que la administración no quiere adelantar por ahora. Tampoco facilitó detalles sobre el presupuesto. Fuentes del Concello consultadas aseguran que las mejoras en el puente centenario de Ourense se llevan a cabo por petición del gobierno municipal.

El Puente Nuevo fue erigido por Construcciones hidráulicas y Civiles J. Eugenio Rivera, de Bilbao, bajo el diseño del ingeniero Martín Díaz de la Banda. Costó 1,1 millones de pesetas. El vano central, de acero y un arco a modo de parábola, salva una distancia -o luz- de 74 metros.

En Ourense, una población con menos de 106.000 habitantes, el parque de automóviles es de casi 70.000 unidades, con una antigüedad media de 11 años. El Puente Nuevo, que nació para conectar el centro de la capital con la entonces estación ferroviaria de Canedo -en el antiguo concello independientes-, es en la actualidad una de las zonas con más tráfico: la intensidad media llega incluso a los 850 vehículos al día. La obra que se convirtió en el segundo paso sobre el Miño y acercó a Ourense a la modernidad rejuvenece.