Las cuatro cuerdas de Javier Colina (Pamplona, 1960) restallan como los latidos de un corazón enamorado. Músico autodidacta, llegó al contrabajo "de rebote". En 1986 trabajaba en una tienda de música cuando una clienta fue a vender su instrumento. Colina empezó a rastrear el traste poco a poco. Con las manos muy ágiles, explora la fina sonoridad que hermana el jazz, el flamenco y la música latinoamericana, en especial la que viene de Cuba. Hoy vuelve a Ourense para ofrecer, junto al guitarrista Josemi Carmona y el percusionista Bandolero, uno de los conciertos más esperados del XXII Festival de Jazz de Primavera. Las entradas para el espectáculo que programa el Café Latino (23 horas) se agotaron hace días.

- Javier Colina, Josemi Carmona, Jorge Pardo... Forma parte usted del club de los habituales en el festival de jazz de Ourense.

- La verdad es que sí, son ya un montón de veces. Pero no las cuento. Lo tomo como natural y normal.

- ¿Cómo funciona un diálogo tan engrasado en el directo como el suyo con Carmona? José Manuel Ruiz, Bandolero, a la percusión, completa el trío de "De cerca".

- Llevamos 4 años girando juntos. Grabamos el disco e inmediatamente empezamos a trabajar. La verdad es que ya no tenemos que miramos al tocar. En el concierto de mañana [por hoy] vamos a tocar lo mejor que sabemos tocar. "De cerca" es una propuesta de flamenco y música latinoamericana con lenguaje jazzístico. Además hemos incorporado algunos temas nuevos. Estamos de gira permanente. Hemos tocado en Haití, en Cuba y también en Sudamérica hace un par de meses. Tenemos los conciertos y además continuamos con el trabajo. Ayer, por ejemplo, [por el domingo] grabamos un vídeo con Antonio Serrano para otro proyecto.

- ¿Logra la vertiente latinoamericana de su música que el público digiera y disfrute más su jazz?

- Al público hispanohablante le convence más y lo entiende mucho mejor. Es una música mucho más cercana y un lenguaje basado en intervalos que tienen que ver también con el propio idioma. En Cuba, por ejemplo, nuestra música tiene mucha aceptación porque para ellos es un jazz con más concomitancias musicales, armónicas y rítmicas que el de Estados Unidos, por ejemplo.

- Hoy es uno de los referentes del jazz flamenco en Europa. ¿Cómo recuerda el aprendizaje autodidacta del contrabajo?

- Empecé a mi aire, cuando había algún contrabajista que me gustaba, como Horacio Fumero [en el trío de Tete Montoliu durante dos décadas] iba a verlo, pero las clases eran muy puntuales.

- Sus colaboraciones van desde Bebo Valdés, Carlos Núñez, Jerry González o Enrique Morente a Juan Perro o Sílvia Pérez Cruz. ¿Qué aporta su contrabajo como distintivo?

- Mi experiencia y mi música. Mi punto de vista jazzístico y flamenco.