En España solo hay dos hospitales psiquiátricos para delincuentes que no son responsables por su estado mental. En Sevilla -un centro para hombres- y Alicante -para los dos sexos-. La finalidad es médica y los internos no se clasifican en grados como en una cárcel convencional, sino que están considerados como pacientes por su patología. La Fiscalía de Ourense quiere que uno de los dos recintos -Instituciones Penitenciarias decidirá cuál según la disponibilidad de plazas- sea el destino de José Alén Lorenzo, de 60 años, aquejado de una demencia frontotemporal con un deterioro progresivo. El Ministerio Público propone para el presunto homicida de su mujer Virginia Ferradás Varela un internamiento durante un máximo de 14 años. La acusación particular, en cambio, solicita 15 de cárcel y no aprecia eximente en su escrito. Alén lleva cerca de 15 meses en prisión preventiva en Pereiro de Aguiar. La mañana del domingo 29 de enero de 2017, mató a su esposa, de 55 años -llevaban 35 casados- en el domicilio conyugal de O Carballiño. Presuntamente la asfixió con sus manos tras una discusión que se inició porque ella, preocupada, no quería dejarle las llaves para que no saliera.

El fiscal delegado en la provincia contra la violencia machista, Julián Pardinas, califica los hechos como un delito de homicidio con la agravante de parentesco, pero a diferencia de la familia -que pide 15 años de cárcel- solicitará la absolución del acusado ante el jurado porque, en su opinión, existe una eximente completa por una anomalía psiquiátrica. La enfermedad del marido provocaba, según los forenses, una "grave afectación de sus facultades de comprensión y actuación". La demencia provoca "un deterioro grande de las funciones cerebrales superiores, con rigidez y falta de flexibilidad del pensamiento y alteraciones de la conducta, las emociones y la afectividad".

Estuvo ingresado meses antes

Antes del homicidio de su esposa, José Alén ya había sido diagnosticado de su enfermedad neurodegenerativa y continuaba en estudio en el área de salud mental de la sanidad pública. Estuvo ingresado en el área de psiquiatría del CHUO.

El día 29 de octubre de 2016 -tres meses antes de los hechos- fue internado para un estudio de las alteraciones de conducta que presentaba: se encerraba en casa, no dormía, estaba pegado a su mujer en todo momento, se quejaba de manera reiterada, no la dejaba ver la televisión, o le quitaba los teléfonos. Le dieron el alta el 29 de noviembre -dos meses antes del homicidio- para que lo siguiera un neurólogo, tras descartar los médicos que su patología pudiera ser tratada en el área de psiquiatría.

La víctima había detectado ya un año antes, en, unos cambios de conducta -un patrón de la demencia frontotemporal, según los expertos- que precipitaron el regreso del matrimonio desde Suiza para establecerse en O Carballiño.

Virginia Ferradás acudió a los servicios sociales del Ayuntamiento de la capital del Arenteiro para que una asistenta en el hogar la ayudara a cuidar a su marido. El 18 de enero de 2017, solo 11 días antes del trágico final, el hombre se encaramó al tejado del domicilio conyugal y permaneció allí durante seis horas, hasta que su hermano logró convencerlo para que bajara. José Alén fue atendido en el servicio de urgencias del CHUO pero recibió el alta ese mismo día y volvió a su casa, junto a su mujer. Tras el homicidio, personas del entorno de la víctima apuntaron a un posible fallos en el protocolo de actuación con este tipo de enfermos.

Alén asfixió presuntamente a Virginia Ferradás entre las 8 y las 12 de la mañana del domingo 29 de enero de 2017, en el interior del domicilio de la pareja, en la calle Alexandre Bóveda de O Carballiño. La causa de la fue un estrangulamiento, según la autopsia. La víctima tenía multitud de signos de violencia, así como signos de estrangulación producidos por el cable de la lámpara de la mesilla, añade el escrito de la acusación particular.

Los familiares de ambos se preocuparon al ver que el matrimonio no había acudido a una comida. No pudieron contactar con ellos a lo largo de todo el día. Acudieron al domicilio para saber si les había pasado algo y, tras efectuar numerosas llamadas en la puerta de la casa y por teléfono. Un cuñado de la víctima alertó a la Policía Local.

"Eu non fixen nada", dijo

A las 20.50 horas, agentes del instituto armado y de la Policía Local accedieron a la vivienda a través de un balcón de la segunda planta, gracias a la ayuda de los bomberos. Los efectivos localizaron el cuerpo sin vida de la mujer, de rodillas y con la cabeza apoyada en la cama de una habitación. El presunto homicida se encontraba en ese momento en otra habitación del piso inferior. Estaba semidesnudo, tenía la camiseta ensangrentada y llevaba un cuchillo en la mano. Se estaba autolesionando en el cuello. Aseguró a los agentes que lo redujeron: "Eu non fixen nada".

La víctima y el homicida no tenían hijos. El ministerio público solicita que el acusado sea condenado a pagar una indemnización de 120.000 euros a los padres y otros 30.000 a su hermana. El fiscal interesa que cuando haya una sentencia firme tras el veredicto del jurado popular, se informe a la sección de la Fiscalía que se encarga de las incapacitaciones, para que proceda con José Alén.