El juez tomó declaración indagatoria esta mañana al clan familiar de Los Madriles, procesado al completo por la presunta violación, retención y amenazas a una joven, aunque con distinto grado de implicación. El presunto autor material de la agresión sexual, Javier G. J., en prisión preventiva desde enero, se acogió a su derecho a no declarar. También estaban citados sus padres y tres hermanos, a quienes el juez considera cómplices o cooperadores necesarios de los presuntos delitos de agresión sexual, detención ilegal, coacciones y amenazas. No acudió uno de los hijos, que declarará otro día.

A la salida de la declaración, el patriarca de la familia, Luis Manuel G. M., exculpó al resto del clan y dijo a los periodistas que le principal implicado los amenazaba y les pegaba: "Nos daba golpes, nos rompía todo, me rompió el todoterreno. Era un bicho, es un demonio", aseguró. El magistrado sostiene que todos (viven en dos viviendas próximas en las inmediaciones del cementerio de San Francisco) sabían que la chica estaba retenida y era violada, además de presuntamente forzada a drogarse y robar, e incluso a comer el vómito y dormir sobre la orina. "Él quedaba solo con ella en casa y le haría daño, pero yo nunca vi que le pegara. Además, yo la llevé a la comisaría", defiende el patriarca.

Fuentes del caso aseguraron tras la declaración que la versión de los familiares ya fue manifestada en el inicio de la instrucción, lo que no evitó que el juez entienda que están implicados por tolerar la situación de cautiverio y violencia sexual sufrida por la víctima. Además, el presunto violador y la matriarca, Ana J. G., están imputados por amenazar supuestamente a la madre de la joven.