El goteo de desprendimientos en la N-120 entre Ourense y Nogueira de Ramuín es para que la administración actúe. Ayer se registró el segundo derrumbe de rocas y tierra en dos días, esta vez sin consecuencias tras resultar herida una persona el sábado por la caída de piedras sobre su furgoneta. Es el tercer incidente similar en menos de un mes -el 15 de marzo ocurrió a la altura de Velle- y la Guardia Civil de Tráfico tomó ayer medidas en el lugar del último corrimiento para evitar incidentes graves y "garantizar la seguridad vial". El carril en sentido Logroño permanecerá cortado hasta nuevo aviso en un tramo de 400 metros en el kilómetro 551 de la carretera nacional.

Tráfico desconoce el tiempo en que permanecerá cerrado el carril, que ha sido señalizado con señales verticales y semáforos para regular el paso alternativo. La pelota está ahora en el tejado del Ministerio de Fomento, la administración que tiene que velar por el buen mantenimiento de la infraestructura, por lo que debería ejecutar algún tipo de medida para la consolidación o desmonte del talud. Las lluvias continuadas hacen mella en el terreno que orilla la nacional. En los últimos años se han registrado frecuentes derrumbes de piedras y rocas, un riesgo añadido a un tramo que ya es peligroso.