Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ojalá

Las pasadas navidades hablaba con un hombre que rondaba los 85 y que recientemente se había ido a vivir a una residencia de ancianos en Ourense.

Le pregunté cómo se encontraba allí, cómo se sentía y su respuesta me hizo sonreír: "Está muy bien, es agradable pero? ¡son todos tan viejos!"

Ese pensamiento que de alguna manera todos estamos condenados a reproducir con el paso de los años; cuando te miras al espejo y no tienes ni idea de quién es esa persona que se refleja en él. Porque tú no te sientes ni te ves así, porque está claro que no eres ese tipo, y porque eso, lo de hacerse viejo, solo le pasa a los demás.

Recuerdo una de las últimas conversaciones con mi padre. Estábamos en una habitación los tres. Mi madre más alejada, de pie, buscando algo en su bolso. Mi padre la observaba con distancia, como si su imagen fuese una proyección:

"Yo no veo a mamá como la ves tú", me dijo. Cuando la miro veo a la chica de las roscas en el pelo, con su vestido evasé, ¡tan guapa! Fíjate ahora, está bonita hasta distraída."

Muchas veces no somos diferentes por lo que pensamos sino por lo que vemos. Porque cuando entramos en un mismo lugar unos buscamos ventanas que puedan abrirse y otros puertas para protegerse. Porque yo miraba y veía una madre, a la mía, y cuarenta años después, mi padre solo veía a su novia.

Ojalá eso, ojalá alguien que te mire y te vea así.

Compartir el artículo

stats