José González, muerto a tiros a los 72 años el pasado sábado en Ciudad de México, será despedido hoy en su tierra, en O Carballiño, tras la repatriación del cadáver. El último emigrante ourensano que es víctima de la violencia en la diáspora -en un decenio, casi una treintena de personas con raíces ourensanas sufrieron crímenes al otro lado del Atlántico- recibirá sepultura en el cementerio de la parroquia de Señorín, después de una misa funeral que está prevista para las 11 de esta mañana en la iglesia carballinesa de la Veracruz. Oficia las exequias el párroco José Benito Sieiro, que conocía al fallecido.

El cuerpo del empresario ourensano fue puesto a disposición de la familia tras la investigación inicial del crimen. Llegará directamente para el funeral desde el aeropuerto, porque la familia no recibe duelo. José González está casado con Fifita Gulías, hermana del presidente del Centro Gallego de México, una institución a cuya directiva perteneció el fallecido hace años. El empresario asesinado, que tenía hoteles, gasolineras y restaurantes -fue tiroteado por dos hombres en moto a la salida de uno de los locales- ya había sufrido algún susto en el pasado, pero decidió seguir en el país norteamericano porque allí residen su hija y sus tres nietos.

El Ministerio de Exteriores no dio información sobre este caso apelando a la ley de protección de datos, pero sí explicó que cuando se produce el fallecimiento de un ciudadano español en el extranjero, la labor de los consulados y embajadas es dar apoyo administrativo a la familia para la inscripción del fallecimiento y el traslado, aunque esta decisión corresponde a los allegados.

Las repatriaciones de fallecidos se llevan a cabo, por regla general, en vuelos comerciales. Aunque según la vecina del matrimonio emigrado, en un primer momento se valoró la posibilidad de que José González fuera incinerado en México, finalmente los allegados han decidido que sus restos retornen a Galicia para que descanse en su lugar de origen. El empresario y su esposa regresaban todos los veranos. No volvían a México hasta después de las fiestas patronales de O Carballiño, a mediados de septiembre.

Su vida se truncó la noche del sábado al domingo pasados. Dos motoristas llevaban dos horas merodeando la cantina "León de Oro", un restaurante del que la víctima era socio y está en la colonia Escandón de Miguel Hidalgo, uno de los departamentos de Ciudad de México, la capital del país norteamericano (casi 9 millones de habitantes). A las 21.30 hora local (7 horas más en España) recibió dos disparos en la cabeza por parte de los hombres en moto que resultaron fatales. En ese momento estaba hablando por teléfono móvil.

La Fiscalía y Policía mexicanas, que recogieron dos casquillos del lugar del crimen, investigan las llamadas del móvil del fallecido previas al suceso y además examinan las cámaras de seguridad de la zona en busca de indicios del recorrido de los asesinos. La Procuraduría General de Justicia mantiene varias hipótesis abiertas tras descartar la del robo porque los asaltantes no se llevaron el teléfono, el dinero ni la cartera de la víctima. Las autoridades creen que el ataque fue planeado. Una de las imágenes -un fotograma acompaña esta información- capta a los asesinos parando en moto ante el restaurante.

Estuvieron dando vueltas unas 2 horas por las inmediaciones. José González sufría problemas circulatorios por los que no estaba demasiado tiempo sentado. Entraba y salía. Según las grabaciones, hay un momento en que el ourensano abandona el lugar y los sujetos se detienen, lo observan y se van sin hacerle nada. Minutos más tarde ejecutaron el crimen. Tras una llamada fue asesinado en la calle.

"Dos sujetos a bordo de una motocicleta tipo deportiva se acercan, van con cascos, se presume que pueden tener entre 25 y 30 años de edad", declaró el fiscal Edmundo Garrido. Fueron dos disparos a quemarropa. "Estamos haciendo el análisis de la telefonía para saber si tuvo contacto con alguna persona previo al incidente, estamos trabajando en balística sobre los dos proyectiles hallados y se sigue dónde puede haber circulado antes y después del hecho esta motocicleta".

Con el motivo por aclarar, una nueva hipótesis está sobre la mesa. El periódico mexicano El Universal asegura que la Fiscalía no descarta un posible acto de extorsión como móvil del crimen. Según la hipótesis, habrían asesinado al empresario ourensano por negarse a pagar. Con todo, el fiscal Edmundo Garrido dejó claro que no constaban denuncias de la víctima al respecto y no se han hallado indicios por ahora.