La Audiencia Provincial de Ourense juzga entre el 3 y 5 de abril a los 6 acusados de un tiroteo a las puertas del CHUO motivado por el odio entre clanes rivales y la relación entre la hija de un implicado y un joven del otro bando. La Fiscalía pide un total de 63 años y medio -penas individuales de 10 a 13 años y medio- por delitos de intento de homicidio, daños, desórdenes públicos, tenencia ilícita y atentado.

Era domingo, casi a medianoche. Una ráfaga de disparos arreció el 15 de mayo de 2016 contra la puerta acristalada del acceso y la fachada del edificio Cristal del CHUO. La Policía halló más de 20 marcas. Algún proyectil llegó al puesto de información. Quedaron heridos leves dos hombres del clan rival. La causa fue el rechazo a la relación entre la hija de uno de los acusados, que fue ese día al hospital ante la posibilidad de dar a luz, y un joven del otro bando. Fueron detenidas y llegaron a ser procesadas 7 personas, pero la Fiscalía centra la responsabilidad penal en 6 hombres: el padre de la chica embarazada, su hermano y los dos hijos de cada uno. La acusación pública sostiene que la idea de todos era "acabar con la vida" del patriarca del otro clan, que había llevado a la joven al hospital, "y de cualquier persona de su familia que se interpusiera".

Años de conflicto familiar

La violenta disputa fue la explosión de un conflicto larvado en una familia. Hace años, la convivencia se partió en dos por desavenencias. Una parte siguió residiendo en el asentamiento de A Fontenla, en O Carballiño, mientras que los rivales fueron desterrados al poblado próximo de Maside. Una joven del primer clan empezó una relación con un hijo de la facción repudiada. Se quedó embarazada. Su novio no era aceptado por los familiares de ella, que tampoco aprobaban que la chica se fuera a vivir con él.

La situación estalló a las puertas del hospital de Ourense, a las 23.30 horas del 15 de Mayo de 2016. El padre de la embarazada, A. G. M., acompañado de sus hijos D. y M. G. B., llegaron al CHUO en un mismo vehículo que detuvieron en la rotonda próxima al acceso principal. Llevaban el maletero lleno de armas. Presuntamente, cogieron dos escopetas y un rifle y empezaron a disparar, "menospreciando la seguridad pública del lugar" a unos 20 metros del patriarca del otro clan, que estaba delante de la entrada del Cristal.

Algunos proyectiles alcanzaron a la víctima en la cabeza, el cuello, la cara y el hombro derecho, causándole lesiones superficiales. No sufrió más daños porque acudió en su auxilio su hijo, que acababa de aparcar una furgoneta y corrió para abalanzarse sobre su padre y tirarlo al suelo. Este también fue alcanzado por perdigones en la espalda y la pierna derecha -le extrajeron 3-, mientras se encontraba de pie y de espaldas a los acusados. Le han quedado cicatrices y podría sufrir rechazo en el futuro de su organismo por los perdigones que tiene alojados.

Padre e hijo víctimas se pusieron a resguardo, a rastras, detrás de un vehículo. Los acusados siguieron disparando, "de forma indiscriminada", subraya la fiscal. La gente que estaba en el vestíbulo, atemorizada, colocó una máquina expendedora como barrera.

Estos tres acusados efectuaron con la primera escopeta 7 disparos , con la segunda 1 y con la tercera 4. Hubo proyectiles que impactaron contra otro automóvil y que causaron desperfectos en la puerta acristalada de acceso, el puesto de información y la fachada del edificio Cristal del CHUO. Presuntamente, solo cesaron al aparecer los vigilantes de seguridad. Montaron en el coche y se dieron a la fuga. Fueron detenidos horas después intentando esconder las armas en la Plaza de San Cosme de la ciudad.

El resto del relato de la Fiscalía sirve para implicar a los otros tres hombres del clan. D. G. M. y sus hijos R y M. G. M. también habrían participado del plan homicida. Se presentaron a continuación en el CHUO con armas en el maletero del coche, "en apoyo" de los anteriores. Accedieron por dirección prohibida y estacionaron en el callejón delante del aparcamiento de minusválidos. Se bajaron del vehículo y, presuntamente, cada uno cogió un arma larga. Al menos D. y R. se dirigieron hacia el CHUO disparando, según Fiscalía.

Un vigilante de seguridad les plantó cara, desarmado. "Querían rematarlos y dispararon sin cesar; pudo haber una masacre", contó después a la prensa. D. encañonó al guarda y lo conminó a que se hiciera a un lado: "Si no te apartas te parto por la mitad". El vigilante le insistió que tirase el arma. El padre y sus hijos huyeron pero siguieron disparando desde el coche.

El encausado que presuntamente encañonó al guarda se expone a la mayor petición de condena. D. G. M. -tío de la chica embarazada- se enfrenta a 13 años y medio si la Audiencia aprecia delito de atentado a personal de seguridad privada. Si la sala califica los hechos como amenazas, la máxima pena posible será de 12 años. Comparte con los otros 5 acusados dos delitos de intento de homicidio (8 años en total), desórdenes públicos (1 año) y tenencia ilícita de armas (1). A los tres primeros acusados se les imputan daños (multa de 3.600 euros).

La Fiscalía quiere que los 6 implicados indemnicen a cada víctima con 1.500 euros, y al Sergas por la atención médica (1.181). Si son condenados, los tres primeros tendrán que pagar los daños ocasionados en el CHUO (2.649 euros), y en dos vehículos que recibieron disparos (838). La fiscal pide a la Audiencia que proyecte los vídeos -corrieron por las redes- sobre el suceso del hospital.