"He hecho muchas y las he pagado con creces. Pero esta no, sería injusto", dijo en el derecho a la última palabra Gregorio Antonio A. P. (45 años). La magistrada ve pruebas suficientes para condenarlo por el atraco con una pistola auténtica y un machete en un comercio de ropa de la calle Doctor Fleming de Ourense, cometido el 1 de agosto de 2017 a mediodía. Lleva en prisión preventiva desde el 3 de ese mes. La sentencia del Penal 1, que todavía admite recurso de apelación ante la Audiencia Provincial, le impone una condena de 4 años y 3 meses.

Pese a que fue a delinquir con un pasamontañas -se aplica la agravante de disfraz-, cae tras ser identificado sin que llegara a verle la cara por la dependienta del local, una exmilitar, que al escuchar su voz el día del atraco la asoció con la de un cliente que, meses antes, se había presentado con muletas y corsé -en noviembre de 2016 -se estrelló contra un taller tras una huida temeraria de la Policía, y el coche empezó a arder-, detalles que le llamaron la atención. Lo reconoció por fotografías y en la rueda de reconocimiento. El atracador tenía ojos claros, manos pálidas y era muy delgado, un patrón que, según la defensa, perjudicó al acusado por encajar en el perfil de toxicómano. En las grabaciones de seguridad se apreciaba el tatuaje que tiene en el cuello, una marca que llevó a la Policía a despejar dudas.

Las declaraciones de la víctima en comisaría y el juzgado "han sido persistentes", sin contradicciones esenciales y "existen corroboraciones periféricas que otorgan verosimilitud", destaca la juez. El acusado alegó que no necesitaba robar al tener una pensión de 370 euros más ayudas familiares, "afirmación a todas luces insuficiente para exculparle".

El atracador intimidó a la dependienta con el arma y amenazó con pegarle un tiro. Cuando ella trató de huir, la agarró por el brazo, sacó un cuchillo de grandes dimensiones, similar a un machete, y la conminó a darle el dinero: "Te pego un tiro o te rajo". La trabajadora abrió la caja. El delincuente se llevó solo 80 euros. "No es por ti, neniña, es que me hace falta el dinero", dijo antes de huir.

Al atracador se le aplica una segunda agravante de reincidencia, porque ya fue condenado en 2008 y 2011 por delitos de robo con violencia e intimidación. La fiscal pedía una pena mayor, 5 años. La magistrada rebaja el castigo por la atenuante de drogadicción. El encausado, que es paciente de la Unidad de Conductas Adictivas desde el 2000, acudió por última vez a consulta en enero de 2017.