"Era una persona maravillosa y muy noble. Yo le decía que ese país no es seguro y que debería volver, qué madre no va a actuar de esa manera, pero él insistía: "Hay que ayudar". Beatriz Prada sufre la pérdida de su hijo único Samuel, de 25 años, fallecido en Siria el 10 de febrero, pero al menos puede buscar cierto consuelo en la admiración que causa su valentía y solidaridad. "Murió haciendo lo que él quería, como un héroe, ayudando al que sufre y al más necesitado".Samuel Prada, muerto en un bombardeo durante la ofensiva de Turquía, combatía contra el Estado Islámico en el norte de Siria, enrolado en las milicias kurdas de las Unidades de Protección Popular (YPG). Decidió unirse tras haber pasado una semana viendo la realidad siria de cerca. "Volvió horrorizado, dijo que ayudar era su vida y que si se quedaba sería tan culpable de las muertes como el que mata. Su debilidad eran las madres y los niños, se moría por protegerlos", cuenta Beatriz desde el restaurante del Principado en el que trabaja.

"Llevaba desde el 23 de julio e iba a volver 23 el febrero, pero el 20 de enero Turquía empezó a bombardear y el 10 de febrero falleció", dice abatida. Ella se enteró de primera mano porque los compañeros del joven ourensano tuvieron la deferencia de informarla en persona. "Vinieron con un ramo de flores y una foto de mi hijo". El afán de Sam, como ella lo llamaba, era prestar "ayudar humanitaria". No tenía formación en el manejo de armas, "pero vio cómo estaba todo y se empezó a entrenar". La madre mantenía un contacto frecuente con él. La última comunicación tuvo lugar el 8 de febrero, dos días antes del bombardeo que acabó con su vida. "Me decía: "Estoy muy bien, no os preocupéis por mí", siempre con una sonrisa", relata Beatriz.

El cuerpo de Samuel Prada será repatriado pero el trámite "puede prolongarse un mes", según la madre, porque Turquía aún bombardea la zona Afrin, donde falleció Samuel. Los restos permanecen junto a los de otros combatientes caídos en una cámara. Este sábado tiene lugar una ceremonia de duelo en la iglesia de Escaldes-Engordany, en la parroquia donde vivía el joven, que era cristiano. También será homenajeado en un acto en la Bretaña francesa. La madre se encargará de recordar su figura en Ourense en unas semanas.

Samuel Prada, que creció en el barrio de As Lagoas, llevaba viviendo en Andorra desde los 6 años, aunque regresaba cada verano junto a sus familiares en la ciudad. La última vez que estuvo aquí -su apego a las raíces hizo que se pusiera "Baran Galicia" (lluvia de Galicia) como alias de guerra- fue entre enero y febrero de 2017, unos meses antes de su marcha a Siria. Llegó a combatir contra el yihadismo en Raqqa y Deir Ezzor.

La muerte le llegó el pasado día 10 de febrero, a solo dos semanas de regresar a casa, cuando luchaba en primera línea de fuego en el frente de Jinderise, en Afrin. En el bombardeo aéreo turco falleció también el francés Olivier François Jean Le Clainche. Samuel es el primer español que fallece en combate en Siria y se ha convertido en un héroe entre los 400 extranjeros que se sumaron a las fuerzas kurdas en Siria e Irak.