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El Ateneo mantiene cien socios, que pagan 16 euros al mes, a pesar de que carece de local

Pablo González alerta sobre el peligro de que pueda desaparecer

Homenaje a Víctor Campio, organizado por el Ateneo en el Centro Cultural Marcos Valcárcel. // Iñaki Osorio

El Ateneo de Ourense mantiene cerca de cien socios, que pagan una cuota de 16 euros al mes, pese a que carecen de local para poder reunirse y tomar café desde que tuvieron que dejar su anterior sede, ubicada en la avenida de la Habana, en abril del año pasado, hace ya diez meses.

El vicepresidente de la entidad, Pablo González Prieto, urge a la Xunta que ponga a disposición del colectivo, antes de que finalice el año, las instalaciones que ha comprometido el conselleiro de Cultura, en el edificio que ocupa en la actualidad la Biblioteca Pública, en el momento que sea trasladada a San Francisco.

González Prieto advierte de que existe el riesgo de que la gente se empiece a dar de baja del Ateneo, porque "ya ha transcurrido mucho tiempo" desde el momento que la entidad ha sido desalojada de las dependencias que ocupaba en la entreplanta del edificio de la Torre de Ourense, donde llegó alcanzar los 600 socios. Posteriormente fue acogida en el local que compartió con el Club de Tenis, en la avenida de la Habana, que tuvo que abandonar también cuando lo requirió una entidad bancaria, hace diez meses, al no poder sostenerlo.

En la actualidad, el Ateneo se encuentra en el Centro Cultural Marcos Valcárcel, que le ha cedido la Diputación de Ourense, mientras no quedan libres las dependencias comprometidas por la Consellería de Cultura, en el edificio que ocupa la Biblioteca Pública, en la rúa Concello de Ourense. Pero en esta ubicación provisional, solo puede organizar conferencias e intervenciones en el salón de actos, por lo que tiene que prescindir de las exposiciones de pintura y escultura, además de verse privada de la vertiente social: no dispone de un espacio para que los socios puedan reunirse, hablar y tomar café.

De forma excepcional, la Diputación cede las dependencias que están disponibles, en cada momento, en la tercera planta, para que pueda entrenar el equipo de ajedrez del Ateneo. "De la parte social, eso es lo único que se puede mantener", lamenta Pablo González Prieto.

El Ateneo dedica la mayor parte de su presupuesto al pago de la nómina de la secretaria, que se ocupa de realizar todo el trabajo administrativo y de organización, a pesar de que su jornada laboral ha sido reducida a la mitad, por falta de ingresos.

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