La villa celebró por la mañana la festividad de San Sebastián, en la que existe la tradición de llevarle los huevos a Santa Clara para que no llueva durante las jornadas principales del Entroido y de mojarle los pies al santo en el río, con la misma finalidad. Ahora ya no se hace, por el peligro de que se pueda arruinar la valiosa talla de madera.

La comisión organizadora aporta mil kilos de harina y salvado, en pequeños sacos, que los participantes se encargan de lanzan a todas las personas que pisan el casco urbano de Xinzo, sobre todo las que no van disfrazadas. Pero esta cantidad se incrementa con las aportaciones que realizan diferentes grupos y vecinos que se suman a la celebración. Algunos incluso utilizan elementos mecánicos, como sulfatadoras y molinos que lo tiñen todo de blanco.

Después de un pequeño prólogo realizado a parir de las doce de la mañana, la verdadera batalla de harina estalló en el centro del casco urbano a las cuatro y media de la tarde, retransmitida por internet y por varias televisiones por el impacto visual que causa.

Algunos vecinos de la zona se ausentaban el Domingo Fareleiro, para salvarse de los impactos de la batalla de polvo blanco. En la actualidad, la mayor parte de ellos se quedan, aunque tienen la precaución de protegerse con plásticos y gafas para evitar sobresaltos.

Durante las cinco semanas de celebración del Entroido, la comarca de A Limia recibirá una gran afluencia de visitantes de las cuatro provincias gallegas, del norte de Portugal y de otros puntos de la geografía española, como Asturias, el País Vasco y Cataluña, sobre todo de familias vinculadas con la zona, por lo que agotan los alojamientos, tanto en hoteles como casas rurales y particulares. Las reservas se incrementan incluso en Montealegre (se encuentra en Portugal, a 30 kilómetros) y en Allariz, por parte de personas que desean participar en la fiesta. El Entroido de Xinzo cuenta con un presupuesto de 80.000 euros.