Afortunadamente era domingo y casi medianoche, por lo que el ir y venir de personas en la entrada principal del edificio Cristal del CHUO era muy inferior al de otros momentos del día. Una ráfaga de disparos arreció contra la puerta acristalada del acceso y la fachada. La Policía registró más de 20 marcas. Algún proyectil llegó hasta el puesto de información. La salva de tiros dejó heridos leves a dos hombres de un clan rival. La supuesta causa fue el rechazo a la relación entre la hija de uno de los acusados -fue ese día al hospital ante la posibilidad de dar a luz- y un joven del otro bando. Los presuntos autores de los hechos van a ser juzgados este año por la Audiencia Provincial de Ourense. Cada uno de los seis acusados se enfrentan a penas individuales de 10 a 13 años y medio de prisión por los delitos de intento de homicidio, daños, desórdenes públicos, tenencia ilícita y atentado.

Fueron detenidas y llegaron a ser procesadas 7 personas, pero la Fiscalía centra la responsabilidad penal en 6 hombres: el padre de la chica embarazada, su hermano así como los dos hijos de cada uno. La acusación pública sostiene que la idea de todos era "acabar con la vida" del patriarca del otro clan, que había traído a la joven al hospital, "y de cualquier persona de su familia que se interpusiera en la consecución de su planeado propósito", señala el escrito de la Fiscalía.

La violenta disputa fue la explosión de un conflicto larvado entre clanes rivales de una misma familia. Hace años, la convivencia se partió en dos por desavenencias. Una parte de la familia siguió residiendo en el asentamiento de A Fontenla, situado a la entrada de la localidad de O Carballiño, mientras que los rivales fueron desterrados al poblado próximo de Maside. Una joven del primer clan empezó una relación con un hijo de la facción repudiada. Se quedó embarazada. Su novio no era aceptado por los familiares de ella, quienes tampoco aprobaban que la chica se fuera a vivir con él al otro asentamiento.

La situación estalló a las puertas del hospital de Ourense, a las 23.30 horas del 15 de Mayo de 2016. El padre de la embarazada, A. G. M., acompañado de sus hijos D. y M. G. B., llegaron al CHUO en un mismo vehículo que detuvieron en la rotonda próxima al acceso principal. Llevaban el maletero lleno de armas. Presuntamente, cogieron dos escopeta semiautomáticas de cartuchos y un rifle semiautomático, distribuyéndose las armas entre cada uno y empezaron a disparar, "menospreciando la seguridad pública del lugar" a unos 20 metros aproximadamente del patriarca del otro clan, que estaba delante de la entrada del Cristal.

Algunos disparos alcanzaron a la víctima en la cabeza, el cuello, la cara y el hombro derecho, causándole lesiones superficiales que le dejaron pequeñas cicatrices. El hombre no sufrió más daños porque acudió en su auxilio su hijo, que acababa de aparcar una furgoneta y corrió para abalanzarse sobre su padre y tirarlo al suelo como medida de protección. Este hombre también fue alcanzado por perdigones en la espalda y la pierna derecha -de donde le extrajeron 3-, mientras se encontraba de pie y de espaldas a los acusados, según precisa la fiscal. Este último tiene cicatrices y el forense informó sobre un posible rechazo en el futuro de su organismo por los perdigones que aún tiene alojados. Los gastos médicos por la atención a ambos fueron de 1.181 euros.

Refugio detrás de un coche

Padre e hijo víctimas se pusieron a resguardo, a rastras, detrás de un vehículo que estaba estacionado en la zona para personas con discapacidad. Los acusados siguieron accionando sus armas. Los impactos causaron daños por valor de 600 euros en el coche. La Fiscalía subraya que los tres sospechosos, "lejos de deponer su actitud y con ánimo de alterar la paz y orden público del lugar, así como asumiendo el hecho de ocasionar menoscabos físicos y materiales a terceros, continúan disparando de forma indiscriminada contra la entrada del hospital". La gente que estaba en el vestíbulo, atemorizada, llegó a colocar una máquina expendedora como barrera.

La Fiscalía relata que estos tres acusados efectuaron con la primera escopeta 7 disparos , con la segunda una y con la tercera 4, así como los disparos que impactaron contra otro automóvil -238,37 euros en daños- y los que causaron desperfectos en los de la puerta acristalada de acceso, el puesto de información y la fachada exterior del CHUO, por un importe total de 2.649 euros.

Presuntamente, solo cesaron en su violenta acometida ante la presencia en el lugar de los vigilantes de seguridad. Cuando estos se dirigen hacia los acusados, montaron en el coche en el que habían llegado y se dieron a la fuga. Fueron detenidos horas después intentando esconder las armas en la Plaza de San Cosme de la ciudad.

El resto del relato de la Fiscalía sirve para implicar a los otros tres hombres del clan que irán a juicio. La acusación sostiene que D. G. M. y sus hijos R y M. G. M. también participaron del plan con finalidad homicida y se presentaron a continuación en el CHUO con diversas armas en el maletero del coche, "en apoyo" de los anteriores.

Accedieron por dirección prohibida y estacionaron en el callejón delante del aparcamiento de minusválidos. Los individuos se bajaron del vehículo y, presuntamente, cada uno cogió un arma larga. Según la Fiscalía, al menos D. y R. se dirigieron en dirección al CHUO disparando con una escopeta.

Un vigilante de seguridad les plantó cara, desarmado. "Querían rematarlos y dispararon sin cesar; pudo haber una masacre", expresaría después a los medios. El acusado D. presuntamente encañonó al guarda y lo conminó a que se hiciera a un lado: "Si no te apartas te parto por la mitad". El vigilante insistió para que tirase el arma. El padre y sus dos hijos se reunieron en el vehículo en que habían llegado. Huyeron del lugar pero siguieron disparando desde el coche por la calle Cruceiro Quebrado.

El encausado que presuntamente encañonó al guarda es el que afronta una mayor petición de condena. La fiscal solicita para D. G. M. -tío de la chica embarazada- 13 años y medio de prisión si la Audiencia considera que incurrió en un delito de atentado a personal de seguridad privada. Si los magistrados aprecian amenazas, el total quedaría en 12 años. Comparte con los otros 5 acusados delitos que suman una solicitud de 10 años de cárcel para cada uno: dos de intento de homicidio (8 años en total), desórdenes públicos (1 año) y tenencia ilícita de armas (1). A los tres primeros acusados se les imputan daños continuados (multa de 3.600 euros).

A mayores, la Fiscalía quiere que los 6 implicados indemnicen a cada víctima con 1.500 euros, y al Sergas con el importe de la atención médica (1.181). Si son condenados, los tres primeros tendrán que pagar los daños ocasionados en el CHUO (2.649 euros), y en los dos vehículos que recibieron disparos (838 euros en total). La fiscal pide a la Audiencia que proyecte los vídeos -corrieron por las redes- sobre el suceso del hospital.