El gran fachón contaba con ochenta centímetros de diámetro en la parte delantera. Perdía volumen a medida que avanzaban los metros. En la cola solamente tenía 40 centímetros. Las dimensiones eran tan relevantes, que fue necesario emplear un trailer de paja para confeccionarlo, de forma conjunta con los 600 pequeños fachóns que portaron los vecinos y visitantes que realizaron el recorrido por el casco antiguo de la villa.

El Concello de Castro Caldelas llegó a un acuerdo con dos familias de las parroquias de Mazaira y de San Martiño, que le ceden la paja del centeno que siembran en el mes de septiembre, para que esté en buenas condiciones para la procesión.

Todo parece indicar que la tradición se inició en 1750, año en el que la peste asoló la comarca, por lo que los vecinos pidieron la intercesión de San Sebastián. En señal de agradecimiento por los favores logrados, desde esa fecha los vecinos siempre celebraron la procesión del fuego, a modo de purificación. En cambio, Vicente Risco sostiene que procede de la tradición castreña, de culto al sol. Otros estudiosos la vinculan con la realización de las labores agrícolas. La alcaldesa de Castro Caldelas, Inés Vega, maneja su propia teoría. La asocia con el final de las labores agrícolas, en la época que la gente tenía abundancia de productos en la casa: "Había recogido las patatas, el centeno para elaborar el pan, tenían paja y leña para calentarse, estaba hecha la matanza del cerdo y la vendimia. Por lo tanto, con esa fiesta exaltaban la producción de la zona". Esta era una de las fiestas más antiguas de Galicia. Aparece documentada en el año 1750.

Durante los primeros años del franquismo, en los que estaba prohibida la reunión de personas, los vecinos lograron mantener la tradición, "realizándola de una forma más individualizada". Sin embargo, la procesión estuvo a punto de desaparecer por la falta de paja. A pesar de que Castro Caldelas estaba considerado "el granero de Galicia", cuando los productores empezaron a utilizar cosechadoras, que dejan la paja triturada, no había suficiente material en toda la comarca para confeccionar el gran fachón. En ese momento, fue cuando el Concello de Castro Caldelas decidió tomar la iniciativa, para que se mantuviera la tradición.

En torno a la gran hoguera instalada junto al Santuario dos Remedios, las 4.500 personas asistentes degustaron 5.000 chorizos, preparados a la brasa en varios asadores, pan cocido en hornos de leña, 700 litros de vino de la Ribeira Sacra y una gran queimada.

La jornada fue amenizada por Andrea Pousa y O Bruxo Queiman, con la colaboración de Rubén Riós y la intervención de los grupos Os Airiños y O Irrio de Castro Caldelas.

Los organizadores realizaron un video de la procesión de la Festa do Fachón de Castro Caldelas, que aportarán al expediente para que la Ribeira Sacra sea declarada Patrimonio de la Humanidad, por parte de la Unesco.

Castro Caldelas tiene otra gran celebración. Saca O Irrio Peliqueiro a la calle durante las fiestas mayores de esta localidad, los días 7, 8 y 9 de septiembre. Es una máscara barbada, con un gran frac, que cuenta con más de 150 años de tradición. La talla mide unos 70 centímetros.