El nuevo año arrancará con obras en el campus universitario, donde está prevista la reforma integral del invernadero de la Facultad de Ciencias, ubicado junto al estanque en la zona ajardinada y pegado a la avenida Castelao. La infraestructura está sin actividad desde hace más de un lustro pero recuperará su uso para la docencia y la investigación con una intervención que ya ha sido licitada y está pendiente de los últimos trámites de contratación. La previsión es que las obras comiencen en las próximas semanas y que la instalación funcione a pleno rendimiento a partir del curso 2018-2019.
De hecho, este recurso revalorizará los estudios que se imparten en la Facultad de Ciencias de Ourense, centro del que depende el invernadero, y en el que se imparten los grados de Ingeniería Agraria, Ciencias Ambientales y Ciencia y Tecnología de los Alimentos, dos títulos de máster y dos programas de doctorado, además de contar con importantes grupos de investigación. El objetivo del centro es potenciar a través de esta infraestructura la formación práctica y la experimentación científica. De igual modo, con este valor añadido, el decano Gil Garrote, espera animar la matriculación, especialmente en títulos como Ingeniería Agraria, que tiene materias específicas, como la titulada Hortofruticultura y Jardinería, para las que el invernadero será de gran utilidad.
La memoria del proyecto, que se licitó por 112.580 euros y ha sido adjudicada por 109.000, hace constar la avanzada degradación de la actual infraestructura, que invalida por completo su uso, además de las carencias que presenta como la falta de espacio para el procesado de sustratos y material vegetal, esenciales para el funcionamiento del invernadero, o la ausencia de un recinto separado para realizar ensayos de toxicidad en sistemas de cultivo hidropónico.
Las necesidades de la instalación pasan por una reforma integral de las infraestructuras destinadas a fortalecer la investigación y la experimentación sobre la valorización de residuos como sustratos de cultivo, absorción de contaminantes y de estudio de metabolitos de plaguicidas de nueva generación. Una vez recuperado, se empleará también como espacio de servicio para el mantenimiento de la zona ajardinada adyacente.
Entre otros aspectos técnicos, el nuevo proyecto sustituirá la antigua cubierta en doble túnel por una nueva a dos aguas, tipo capilla. La superficie de cultivo cubierta se reducirá a un rectángulo aproximado de 15x7 metros en la que se ubicarán cinco mesas de cultivo y un recinto separado para un sistema de cultivo hidropónico. Al disminuir la superficie de planta de la nave de cultivo aproximadamente a la mitad, se reducen los gastos de climatización e iluminación.
El invernadero tipo capilla tendrá una cubierta de cristal desarrollada específicamente para las condiciones más exigentes y especiales, muy resistente al viento y a la carga de cultivo, con una gran capacidad aislante que le otorga una estabilidad térmica óptima.
En la parte de la solera no destinada a cultivo, se construirán estancias para preparación y acondicionamiento de material vegetal y sustratos de cultivo, un almacén de material de invernadero y de jardinería, la maquinaria del sistema de climatización y cámara de germinación.
Adicionalmente será necesario efectuar una poda de los árboles cercanos al invernadero para disminuir la caída de hojas sobre la techumbre de la obra construida.
