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Un ingenio científico forjado en el recreo

Cinco estudiantes de un centro vigués se hacen con el primer premio de Galiciencia

Foto de familia de los premiados en la edición de 2017 de Galiciencia. // Iñaki Osorio

La vida de los estudiantes de hoy en día es de todo menos tranquila. Clases, exámenes, deberes o actividades extraescolares copan sus horarios. Sin embargo, el talento y las ideas brotan en cualquier momento, y cuando las ideas son buenas e ilusionantes, el tiempo se saca de donde haga falta. Que se lo pregunten a los flamantes ganadores del Galiciencia 2017, que han sido capaces de desarrollar "básicamente en el tiempo de los recreos" un dispositivo salvavidas para delfines al que han llamado Save The Dolphins.

Carlos Fole, Jaime Alonso, Miguel Herranz y Mateo Martínez estudian cuarto de ESO en el colegio vigués de Montecastelo y han trabajado juntos durante más de un año y medio en un proyecto en el que han creído hasta el final. "Estábamos bastante seguros de que podría salir bien", reconocía este grupo de chavales que, sin duda, orientarán sus carreras profesionales por derroteros científicos.

"Nos habíamos presentado a otro concurso y quedamos en buena posición, pero nos parecía que era un trabajo muy bueno que no podíamos desaprovechar y continuamos desarrollándolo y actualizándolo para presentarlo al Galiciencia", explicaba Carlos, de Pontevedra, y alumno de cuarto de ESO, tras la entrega de premios celebrada ayer en la Tecnópole ourensana.

Sensibilizados por el trágico final que sufren cada año los delfines al quedar varados en las playas, este joven equipo ha creado un hidrófono. "Los delfines se comunican emitiendo distintos sonidos y este aparato detecta los que emiten cuando están en peligro", aclara Carlos Fole. Una información que es transmitida en tiempo real y que permite seguirlos y emitir alertas a la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (CEMMA) y al 112 cuando sea necesario.

Como complemento a esta solución han creado una aplicación móvil para que todo el mundo pueda contribuir a la protección de los cetáceos. "Te permite subir fotos cada vez que avistes un delfín que pueda estar en una situación de emergencia y te dice, gracias al GPS, la playa en la que te encuentras por si no sabes su nombre", explicó.

Su original idea les ha valido un premio de 1.000 euros para costear su visita a la feira Exporecerca 2018, que tendrá lugar en Barcelona.

Le siguieron en el podio dos escolares ourensanos que en las tardes de las Aulas de la Tecnópole han creado un producto que evita la corrosión de los metales expuestos a la intemperie. A pesar de su logro, confesaban que "para nada" se lo esperaban.

"Cuando vas por las calles de Ourense ves cómo de oxidados están algunos semáforos y señales. Da pena que el Concello tenga que gastarse tanto dinero en cambiarlos", señalaba Martín Ansia, uno de los inspiradores de esta mezcla. "Es una sustancia muy fácil de fabricar y que además es más barata que cualquier otro método", explicaba ayer este alumno de tercero de ESO del colegio de Mende que ha desarrollado el proyecto junto a su amigo Miguel Rodríguez, que cursa cuarto.

Gracias a la guía de los tutores de esta actividad de la Tecnópole, a la que asisten cada jueves, los precoces científicos consiguieron demostrar que el magnesio es el metal de sacrificio más resistente a la corrosión. "Una vez que descubrimos ese dato, elaboramos un producto a base, principalmente, de carbonato de magnesio", detallaba Martín. Lo aplicaron en una viga de un parque y descubrieron que apenas había sufrido corrosión en toda una semana. El siguiente paso será contactar con algún concello que les permita seguir probándolo en mobiliario urbano. En Galiciencia se han ganado un billete para su homóloga vasca.

El tercer premio recayó en dos alumnos del CPI Uxío Novoneyra, en Seoane do Courel. Arnau Visuña fotografió durante un año, junto a Adrián Aira, las mariposas de su aldea, Froxán. "Salíamos una vez al mes durante un año por dos rutas diferentes, una a través de un bosque y otra por un prado", explicaba Arnau. Un estudio que les ha permitido comprobar que la biodiversidad es un poco mayor en el entorno del bosque.

"Una vez en el colegio, las buscábamos en una guía para catalogarlas", indicó este escolar de 13 años. "Los profesores nos ayudaron con lo que aún no habíamos dado en clase, como algunas fórmulas estadísticas", reconoció. Además de ayudarles a conocer más las mariposas, el proyecto les ha valido una visita a la Semana da Ciencia de A Coruña.

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