La Audiencia Provincial de Ourense celebró ayer la vista oral por una pelea entre tres mujeres ocurrida el 21 de mayo de 2015 en el barrio de O Vinteún y que acabó con una de ellas hospitalizada por herida de arma blanca tras ser apuñalada en el abdomen. El arma no fue encontrada pero el examen de la incisión, que tocó el hígado y dejó una cicatriz de 5 centímetros, determinó que era un objeto punzante.

La Fiscalía acusó a dos de ellas, madre e hija, por un delito de homicidio en grado de tentativa, aunque la madre no ha sido juzgada porque falleció recientemente. La víctima también se personó en la causa solicitando una pena de 8 años de prisión, (dos más que la fiscal), y 7.840 euros en concepto de responsabilidad civil. No obstante, ayer se retractó y retiró la acusación alegando que no había visto el arma en ningún momento y que no sabía quién le había clavado la navaja.

El forcejo en la calle se produjo presuntamente porque ambas reprobaban que la víctima mantuviese una relación sentimental con un pariente suyo y ese mismo día habían ido a casa de su tío para "amenazarla y decir que la iban a dejar tirada en el suelo", según declaró ayer este. Se agarraron por los pelos y pelearon hasta que intervinieron otras personas que se encontraban en el lugar, hermanos de las dos chicas, para separarlas. Cuando la parte acusada se retiró, la víctima sangraba por el abdomen. Justo en ese momento pasó un vehículo con dos agentes de la Policía Nacional que realizaban un servicio de vigilancia en Covadonga y la vieron allí, "pálida y sudorosa".

Desde el primer momento, la agredida señaló a la hija, MJ.E.M., como autora del navajazo y así lo mantuvo en declaraciones posteriores durante la instrucción. Ayer, no obstante, se retractó. Dijo que no había visto en ningún momento el objeto punzante y que ni siquiera sintió la entrada del filo en su abdomen: "Noté un pinchazo debajo del pecho, calor y humedad; pensé que era sudor del forcejeo pero cuando puse la mano vi sangre abundante".

A preguntas de la fiscal sobre el cambio de opinión, indicó que "si lo dije en aquel momento sería cierto, pero ahora pasó mucho tiempo". Describió que en el momento del forcejeo era "un sandwich" entre la acusada y su madre, que la agarraba por detrás tirándole de la coleta, por lo que no pudo ver lo que ocurrió. Tiene claro que "la madre no fue porque estaba detrás", pero expresó dudas respecto a la autoría de la joven, con la que estaba enemistada desde hacía tiempo. Apuntó que incluso podría haber sido "alguno de los hermanos cuando se acercaron a separarla y cogerla", porque el pinchazo se produjo en ese momento.

Al término de las declaraciones de testigos y peritos, y después de que la fiscal elevase a definitiva su petición de 6 años de prisión para la joven, siete años de alejamiento, 2.600 euros por los días que la víctima estuvo impedida, 2.000 por las secuelas y 6.105 euros por los gastos médicos, la letrada que representó a la víctima comunicó al tribunal la decisión de ésta de abandonar la acusación. La fiscal mantuvo su postura incidiendo en que hay una herida provocada por arma blanca y una única persona "con motivo y la oportunidad" de clavar la navaja: "Es un delito y no puede dejarse en manos del particular, aunque la víctima cambie de opinión y tenga dudas, es algo público", incidió en sus conclusiones. De hecho, recordó que "recibió presiones de la familia para retirar la denuncia".

MJ.E.M. sólo respondió a las preguntas que le formuló su abogado, que pidió la libre absolución. Relató que esa tarde estaba frente al portal de la casa con su madre y sus dos hermanos y cuando llegó la denunciante forcejearon y se agarraron de los pelos hasta que alguien la cogió y la metió en casa. No portaba, según su versión, ninguna navaja ni agredió "a nadie".

La defensa solicitó la libre absolución al considerar que no queda acreditado ni quién agredió a la mujer ni con qué objeto, ya que la policía no encontró el arma. Incidió en que eran seis personas, 12 manos, forcejeando en un espacio muy pequeño por lo que "podría haber sido cualquiera". De hecho, destacó que los forenses no pudieron determinar si el agresor estaba delante o detrás de la víctima, y puso en duda la persistencia del testimonio de la víctima.