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La Zona Franca vive un momento dulce. Cuando se cumplen setenta años de su creación, el Consorcio puede presumir de la fuerte recuperación del tejido empresarial al que da cobijo tras los años de la crisis y se ha convertido en un referente internacional en materia de apoyo al emprendimiento. Su responsable, Teresa Pedrosa (Pontevedra, 1964), asegura que el equipo de 62 personas de la Zona Franca se ha quedado pequeño para abordar los trabajos pendientes en su red de parques, centros de negocios, aceleradoras e incubadoras de empresas. Su meta -como siempre- es seguir creando las condiciones necesarias para que se implanten nuevas compañías que generen riqueza y puestos de empleo.

- Más de 630 empresas, 20.000 trabajadores, reconocimientos fuera de España? ¿Está Zona Franca en su mejor momento?

-Sin duda. Cuando tomé posesión en 2012, Zona Franca tenía unas 350 empresas y 17.000 trabajadores. Entonces mi objetivo era aumentar el número de compañías en los recintos del consorcio, y pese a los años difíciles que han seguido, se ha logrado. Hemos conseguido dinamizar el único polígono que estaba vacío, Porto do Molle, en el que en 2012 solo había una empresa, Bibus, y ahora hay 140, entre emprendedores de un solo trabajador y grandes firmas de la comarca como Delta Vigo, Snop, Ecoforest, Marine Instruments? El reto ahora para los próximos cuatro años es conseguir 200 ó 300 empresas más y en torno a 4.000 trabajadores con una previsión moderada.

- ¿Cómo se imagina las zonas francas del futuro?

-Las zonas francas están de moda en todo el mundo. Fuera de Europa son diferentes, suelen ser privadas y centros logísticos. En España hemos crecido, porque al principio solo existían las de Barcelona, Cádiz y Vigo, y ahora hay siete, dos en Canarias, una en Santander y otra en Sevilla. La verdad es que sí creo que deben mudar su actuación en cuanto a agencia de desarrollo local, de fomento del mundo industrial, para apoyar más el emprendimiento, el conocimiento y el talento. Y después poner a disposición instalaciones adecuadas para que crezca ese emprendimiento.

- VíaGalicia, ¿es el ejemplo?

-Esta semana celebramos el Investors Day de VíaGalicia, el culmen de la cuarta edición. Diez meses antes eran 17 ideas que pretendían convertirse en empresas. Hoy son 17 compañías y entre todas tienen de alta a 89 personas. Y aún no han salido del Consorcio. Es el germen de lo que puede ser la reindustrialización de Vigo y su entorno.

- Setenta años de historia de Zona Franca, sesenta con PSA. ¿Cómo es esa relación?

-Es nuestro principal cliente. La relación ha sido muy buena en estos sesenta años y muy intensa en estos cuatro últimos. Cuando llevaba un año en el Consorcio, en 2013, me reuní con el señor Muñoz Codina en un momento en el que el Grupo PSA lo estaba pasando mal, con pérdidas, y nos sentamos para ver qué podíamos hacer para mejorar el polígono. Yo veía injusto que los nuevos parques que ponía en marcha el Consorcio tuviesen lo último en nuevas tecnologías, conexiones, eficiencia energética, logística? y que el más productivo de todos aún tuviese infraestructuras de los años sesenta. Nos pareció oportuno hacer un plan de transformación del polígono que permitiese a PSA seguir siendo competitivo. El trabajo fue muy duro, porque tuvimos que hacer esa transformación sin perder un día de producción. En medio se cayó el Plan General de Vigo, tuvimos la colaboración extraordinaria de la Xunta y el Parlamento de Galicia, que consiguieron sacar la ley para que pudiéramos continuar con esa actuación... Con el apoyo de todos hemos conseguido cumplir los plazos y hoy PSA-Vigo es adjudicatario de dos nuevos modelos.

- Quedó pendiente la ampliación del parque.

-El polígono se va a acabar con la ampliación, que es nuestro siguiente reto. Lleva su tiempo.

- La Plisan, ¿es una espina clavada en el pie de Zona Franca?

-Ya no. Era otro de los desafíos a los que nos enfrentamos. Estaba totalmente paralizada. La Zona Franca se quedaba fuera porque su parte había sido declarada de especial protección forestal. Hicimos un trabajo muy duro para volver al condominio entre las tres administraciones, con muchas reuniones y un apoyo muy decidido de la conselleira Ethel Vázquez. Hoy en día ya están terminados los servicios generales, tiene todas las conexiones, se está con la EDAR y con la ETAP, y ahora vamos a licitar la obra de urbanización. Todas las semanas hacemos dos o tres visitas a la Plisan con empresas.

- ¿De qué sectores?

-Hay interés de todos los sectores. Logística, conserveras, congelado? Es necesario un nuevo impulso con lo de la playa de vías, para una conexión directa con el puerto de Vigo. Pero hay visitas y todavía no está a la venta.

- ¿Cómo va el proyecto de ampliación del parque tecnológico? ¿Siguen en contacto con IKEA?

-Sí, con IKEA y con otras muchas empresas. La ampliación será visible a finales del año que viene. Está ahora mismo finalizada la tramitación del proyecto sectorial de incidencia supramunicipal. Después se procederá a la expropiación de los terrenos que nos faltan y después a la ejecución. Parte de esa ampliación será para uso comercial de medianas empresas, para este tipo de empresas como IKEA, Leroy Merlin? Si Vigo quería que IKEA estuviese aquí tenemos que hacer todo lo posible que así sea.

- ¿Y Matamá?

-Hasta que haya un nuevo plan general está paralizado. Hay recursos de la comunidad de montes que se quedaron en stand by con la caída del plan general. Lo retomaremos.

- A Porto do Molle le ha costado lo suyo arrancar.

-Costó pero hoy es un referente. Ya en la parte industrial tenemos dificultades para ubicar algunos proyectos que nos han puesto encima de la mesa. Así como toda la franja tecnológica está vacía, y a la parte comercial le queda mucho por vender, la industrial está comprometida en una gran parte. De hecho, tenemos un proyecto para hacer más naves como las que tenemos y lo hemos tenido que modificar porque la parcela que habíamos elegido ya la quiere un proyecto empresarial. Fue acierto instalar allí el área de conocimiento y emprendimiento del Consorcio, le ha dado visibilidad al polígono, y mucha vida.

- ¿Hay margen en la comarca para un nuevo polígono?

-En la comarca está el polígono de Gondomar, A Pasaxe, que ahora ya se ha legalizado. Hay un interés por parte de los empresarios en regularizar totalmente el polígono y si se ponen de acuerdo tenemos el compromiso de estudiar la ampliación de ese polígono. Los técnicos coinciden en que es un enclave óptimo.

- ¿Seguirá Zona Franca colaborando en proyectos de ciudad?

-Una ciudad como Vigo es impensable sin su industria. Acabamos de invertir cerca de 60 millones en el polígono de Balaídos y vamos a invertir otros 20 en la ampliación. Eso también es ciudad. La creación de empleo y riqueza es ciudad. Se puede invertir en calles, aceras y rotondas o en industria. Nuestra parte es menos vendible pero igual de fundamental.

- El Consorcio comprometió su apoyo a la recuperación de la Panificadora. ¿En qué punto se encuentra el proyecto?

-El Concello ha licitado lo que es la ordenación, que aún no la conocemos. Espero que en los próximos días nos la presenten. Lo que tenemos claro es que queremos participar en el proyecto. Y dependiendo de los espacios que nos dejen, haremos una cosa u otra. El proyecto ganador del concurso de ideas contempla la mayor parte de la Panificadora para la Biblioteca Nacional, lo que nos dejaría muy poco espacio. En ese caso nos inclinamos a temas de innovación orientados al mundo del pan. Hemos hablado con la asociación de panaderos, que está muy interesada en un centro de innovación. Pero si al final hay más espacios ampliaremos a otros campos vinculados con la gastronomía, etc.

- Y la ETEA.

-Un proyecto como la ETEA solo podía salir con la colaboración de todos. Universidad, Xunta, Concello, Zona Franca y CSIC. Era un proyecto muy grande para una sola institución. Una vez acabemos la transformación de Balaídos nos volcaremos en poner en valor todo lo que nace del mar. Apoyaremos el emprendimiento vinculado al mar y que haya una parte de transferencia a la ciudad.

- Mencionó el centro de innovación gastronómico. Exploraron la posibilidad de comprar el antiguo rectorado. ¿Qué falló?

-Tuvimos esa idea al principio. Buscamos espacios, como las naves de la fruta, el antiguo rectorado... no fue posible. Ahora tendremos estos nuevos espacios, como son la ETEA y la Panificadora, y a lo mejor somos capaces de recuperarlo.

- ¿Por qué no participó Zona Franca en la reforma del otro Balaídos, el estadio?

-No entramos porque no se dieron las circunstancias. La Zona Franca es un organismo para dinamizar el mundo empresarial de Vigo y su área. Se pudo haber hecho alguna actuación para empresas dentro del estadio, pero el campo lo gestiona una sociedad anónima que tiene sus propios intereses. El Consorcio no puede hacer actuaciones del orden deportivo, social? Si no, en un año nos piden que hagamos la Ciudad de la Justicia, un hospital? Nosotros nos autogestionamos. Invertimos los recursos que generamos y lo que nos aporta el Estado. De media, en los últimos diez años el Ministerio de Hacienda ha aportado al Consorcio una media de 10-11 millones al año, y nosotros invertimos una media de 30-35, tres veces más.