La crisis económica global, la pérdida de empleo en la construcción y el aumento del paro en esta década en Ourense, con el aumento de edificaciones para explotaciones agrícolas, son el símbolo de un cambio de modelo económico.

Pero además de estos factores, unidos a las dificultades para obtener financiación hipotecaria y la falta de PXOM, han vuelto la mirada hacia la rehabilitación de vivienda. El pasado año se han realizado un total de 224 obras de rehabilitación en la provincia, que suman 21.764 metros cuadrados de superficie rehabilitada lista para vivir, una cifra superior a la registrada en los dos pasados lustros. También se mantiene o incluso crece ligeramente, como en los mejores tiempos de bonanza económica, la reforma y acondicionamiento de locales, mejora de fachadas, etcétera.

Junto con el aumento del alquiler, que empieza a equiparar el porcentaje de nuevos arrendatarios en Ourense a las medias europeas, donde la vivienda en propiedad no forma parte de su modelo, también han aumentado las obras de rehabilitación, en especial en núcleos del casco histórico zonas del rural próximas al casco urbano, como ha ocurrido con el núcleo de valor etnográfico de Seixalbo.

Los planes especiales, que exigen un modelo de reforma estricto para estas vivienda protegidas, no han sido impedimento para que Seixalbo se haya convertido, animado por las programas de ayudas a la rehabilitación, en un ejemplo de otras formas de invertir en vivienda y de vivir, en las que frente a la presión hipotecaria a 30 años para adquirir un piso se opta por la reformas, menos onerosas, y en fases sin suscribir una sola y larga carga hipotecaria.